Los analistas, muy divididos a la hora de valorar la tendencia a corto de la Bolsa
La Bolsa española, en línea con el resto de los mercados de acciones del mundo, ha experimentado una fuerte subida en los dos últimos meses. Ha ganado en tan corto periodo de tiempo un 30%, porcentaje que invita a la prudencia, aunque son muchos los analistas que consideran que el festival continuará hasta el cierre del ejercicio.
Vuelve a caldearse el ambiente de puertas adentro del mercado, porque la codicia no tiene límites y son muchos los inversores, especuladores y demás gentes bursátiles que no han participado en el último rally bursátil, para su desesperación.
Este fenómeno actúa como aspiradora, porque estas gentes, como siempre sucede, quieren que la historia alcista se repita para que ellos puedan sacar provecho. Son las fuerzas vivas de la Bolsa, los movimientos de siempre. Alcistas y bajistas, compradores y vendedores, con sentimientos enfrentados. Gracias a ello, claro está, la Bolsa es un mercado vivo que abre y cierra todos los días sus puertas con movimientos dispares, siempre del lado que más presión ejerce.
No es la primera vez que el mercado arroja ambientes y sensaciones dispares. Para unos, todo lo que cabía esperar para este año se ha producido ya tras el vigoroso, imponente y muy limpio repunte en V que se ha desarrollado desde el mínimo del 21 de septiembre.
Para otros, la música seguirá, porque ahora, dicen, falta que se produzca el tradicional movimiento escaparate alcista del cierre del año.
En ambos lados se observa como dato curioso un pronunciamiento según los estados de ánimo particulares y un desprecio a los fundamentos de las empresas cotizadas y a las cada vez más sombrías expectativas económicas en el mundo.
Las grandes áreas de influencia económica han entrado en recesión y los analistas, no todos, claro está, parecen que lo han olvidado. Aluden algunos que los precios están baratos, pero pueden estarlo más si la economía sigue a la deriva, porque ello impedirá la reconstrucción de los beneficios.
La gran apuesta en círculos muy concretos de la Bolsa española es si el Ibex terminará el año más cerca de los 9.500 puntos que de los 7.500, nivel éste que se antoja una aberración para el consenso, pero que puede darse si en los próximos días y semanas el dinero se inhibe.