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El fallo de un operador de futuros sacude las Bolsas europeas

El desliz de un operador de futuros de Londres desató el pánico en las Bolsas europeas. Vendió 51 veces más futuros del Dax de los que debía, y ello llevó el índice alemán a caer un 3,37% poco después de abrir. Aunque luego fue cancelada por el mercado de futuros Eurex, la operación desajustó los precios de los derivados y las Bolsas de toda Europa, y el Ibex llegó a perder el 2,46%.

Probablemente el operador de Morgan Stanley que ayer desató el caos en las Bolsas europeas se haya despedido ya de sus compañeros de trabajo en Londres. Su desafortunado pero fatal error fue vender 5.100 contratos de futuros sobre el índice Dax, cuando en realidad tenía que colocar sólo 100.

Este fallo desplomó el precio del futuro sobre el que se ejecutó la operación. Un 17% entre las 9.21 y las 9.23 horas. Por arrastre, el propio Dax también se hundió. En dos minutos pasó de caer un 0,75% a perder el 3,37%. Mayor aún fue el efecto en los menos líquidos contratos de futuros sobre el Euro Stoxx 50, que llegaron a perder el 30%.

Horas después Eurex, mercado de derivados alemán donde cotizan los futuros sobre el Euro Stoxx y el Dax, anuló parte de las operaciones (las cerradas a precios disparatados) llevadas a cabo entre las 9.21 y las 9.25 horas.

Pero el daño ya se había hecho. El efecto se extendió a toda Europa, y se vio amplificado por la confusión propia de una caída tan brusca, de ésas en las que primero se vende y luego se pregunta.

Hay, pues, dos mecanismos, el psicológico y el de arbitraje. Este último se produce porque, si el precio del futuro del Dax alemán se desploma, deja de ser coherente con el precio al contado de las acciones que componen el índice. Los operadores arbitran, es decir, compran el futuro y venden el contado, para aprovechar ese desfase. Eso fue lo que tumbó la Bolsa alemana. La mayor parte de estos arbitrajes son automáticos, realizados por ordenador.

Contagio al Ibex

Asimismo, la fuerte presencia en el índice Euro Stoxx 50 de empresas alemanas (son el 40% del índice) hizo caer hasta un 30% el futuro sobre el Euro Stoxx 50. Este descenso se extendió a los miembros del índice. El Ibex pasó en cuestión de minutos de no moverse a caer el 2,46%.

Después se calmaron las aguas. En todas partes menos en la mesa londinense de Morgan Stanley, que de todos modos agradecerá la cancelación de gran parte de las ventas realizadas por error. Comprometió 554 millones de euros (100.000 millones de pesetas). Pero sólo habría desembolsado parte de esta cantidad en la proporción en que el Dax cotice al vencimiento por encima del nivel al que se cerró el contrato (4.348 puntos el más bajo, que luego se anuló), puesto que se ha comprometido a vender una cesta de valores que deberá comprar. Este efecto es secundario. Es más relevante la distorsión de precios generada.

Los índices fueron recuperando terreno a medida que el mercado se daba cuenta de que todo había sido un desliz. Pero el Ibex no abandonó los números rojos, y cerró con un descenso del 1,73%.

El resto de los índices europeos mejoró su comportamiento al aclararse el entuerto, pero todos quedaron lejos de las ganancias. El propio Dax alemán, por ejemplo, no recuperó en todo el día el nivel anterior al fatídico error. Algún observador comentaba que estas incidencias sirven para calibrar la convicción del último movimiento alcista. La toma de beneficios era algo esperable después del último avance del mercado. La Bolsa había subido un 33,7% en menos de dos meses. Tampoco ayudó la rebaja en las previsiones económicas practicada por la OCDE.

Asimismo, los mercados argentinos acentuaron su deterioro en la sesión de ayer. El riesgo-país (diferencia entre la rentabilidad del bono argentino y la renta fija de referencia) superó por primera vez los 3.000 puntos.

 

Recogida de beneficios en SCH y Telefónica

Dos valores arrastraron ayer a la baja el Ibex 35, Telefónica y SCH. Entre ambos generaron dos terceras partes del retroceso del Ibex al cierre, un 1,73%. Santander Central Hispano cedió un 2,67%, mientras la teleco bajó otro 2,9%.

Este retroceso representa, de todos modos, sólo una mínima parte del fuerte avance (60%) registrado por Telefónica desde mínimos. Otras empresas de su grupo también sufrieron pérdidas, como Móviles (-3,46%) o Terra (-3,45%). En todos los mercados de Europa los valores vinculados a la nueva economía sufrieron tomas de plusvalías. Exceptuando, si acaso, a los medios de comunicación.

SCH, por su parte, retrocedió un 2,67%. El banco también había acumulado últimamente un importante alza (46%), y ayer se vio afectado por las malas vibraciones que llegaban desde Argentina. El otro representante de la gran banca, BBVA, aguantó mejor el tipo, aunque terminó bajando un 1,95%.

 

El mercado español y el del Reino Unido han sucumbido a los derivados

La operativa con derivados es una de las armas más peligrosas para las Bolsas. También, de las más rentables cuando, como ahora, falla el inversor final. Son muchos los analistas que consideran, por ejemplo, que el último rally de los mercados del mundo ha estado propiciado por las actuaciones con futuros, que han elevado de manera un tanto artificial las cotizaciones.

La Bolsa española ha sufrido en sus carnes los desmanes y las provocaciones de los derivados. El 27 de diciembre de 1995 un movimiento de ventas de futuros concertadas por Paribas y Credit Suisse, según se supo dos años después, tumbó la Bolsa. En cuestión de 15 minutos el Ibex pasó de ganar el 1% a perder el 2,6%.

El 31 de enero de 1996 el Ibex se desplomó un 1% en menos de un minuto. Los derivados fueron, una vez más, los culpables.

El caso de la Bolsa de Londres es el más reciente. El lunes 14 de mayo, dos de los grandes valores de este mercado, Vodafone y British Petroleum, soportaron una tormenta vendedora sin precedentes en el último minuto de la jornada, lo que provocó una caída del índice FT del 3,5%. De nuevo los futuros fueron protagonistas.

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