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El sector de bebidas teme un fuerte acaparamiento

Las empresas fabricantes de bebidas espirituosas están en el peor de los escenarios posibles para su negocio.

Después de meses de negociar, más o menos confidencialmente con Hacienda, una rebaja en la subida del impuesto -inicialmente se les comunicó que la decisión era subir un 10%, aunque después se ha logrado bajar al entorno del 8%-, observan ahora con enorme alarma que el hecho de que hayan trascendido las intenciones del Gobierno les obliga a lidiar, de aquí a finales de diciembre con un más que probable fenómeno de acaparamiento por parte de los establecimientos de hostelería principalmente.

Algunas de las más importantes multinacionales del ramo con presencia en España reconocían ayer que ya han dado orden a sus centros de producción para que aumenten la fabricación al objeto de no tener que lamentar "en pleno diciembre, mes de mayor venta de bebidas espirituosas, roturas de stock", afirman.

Dinero negro

"Si todavía hay bolsas de dinero negro en la economía española que necesitan aflorarse por la llegada del euro, ahora tiene una inmejorable oportunidad para hacerlo consiguiendo un 8% de rentabilidad añadida", aseguran.

Pero dejando a un lado la idoneidad de la subida de impuestos, los principales industriales del sector consultados por Cinco Días aseguran sentirse maltratados por Hacienda.

"En 1996 el ministro Rato decidió aplicar una subida del impuesto especial del alcohol del 26,5%. Subida de la que todavía no hemos podido recuperarnos en términos de inflación y ahora deciden un alza del 8%. Un castigo que no entendemos desde ningún punto de vista", afirman. La recaudación no se incrementará sólo ese 8%, sino que también lo hará a través del IVA que grava todo el precio final.

"El momento además es enormemente inoportuno. La subida" -dicen- "coincide con el inicio del periodo transitorio de convivencia de ambas monedas y nuestros clientes finales tienen en sus manos un argumento inmejorable para subir el precio final muy por encima de ese 8%".

Conducta inflacionista

El sector argumenta que su consumo se practica en un 70% fuera de los hogares. "Justo se concentra en el lugar en el que es más fácil practicar conductas inflacionistas que el Gobierno ha asegurado querer erradicar justo en el momento de adaptación al euro. Nuestros productos se fraccionan en lo que vulgarmente conocemos como copas y la tentación de subir precios va a ser enorme".

Además, los industriales están convencidos de que una subida de precios de este calibre será finalmente contraproducente. "En medio de una sensación generalizada de fuerte crisis económica, un incremento de impuestos traerá consigo de forma directa un descenso del consumo y puede que las previsiones de recaudación no se lleguen a cumplir", explican.

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