La OMC acuerda lanzar una nueva ronda comercial
Después de seis días de maratonianas negociaciones la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) logró sacar adelante el lanzamiento de una nueva ronda comercial. La crisis a la que se enfrenta la economía mundial propició que los 142 países miembros cedieran parte de sus exigencias en favor de una mayor apertura de los mercados.
Necesitaron 18 horas más del límite que se habían impuesto, pero el principal objetivo de la reunión celebrada en Doha salió adelante. Hasta el último momento el acuerdo se paseaba por la cuerda floja, pero el deseo de todos los países de llegar a un consenso fue más fuerte. La Unión Europea, que, presionada por Francia, vetaba el martes la aprobación del proyecto de declaración, cedió parte de sus exigencias y ayer por la mañana aceptó el texto. El peso recayó entonces sobre India, erigida como líder de los países en desarrollo durante toda la conferencia, que hasta el último momento no apoyó la declaración.
Según ésta, en enero de 2002 comenzará una ronda de negociaciones para reducir las trabas al comercio internacional cuya duración no deberá prolongarse más allá de enero de 2005.
"Acordando el lanzamiento de nuevas negociaciones del comercio mundial estamos ayudando a impulsar el crecimiento, el desarrollo y la prosperidad por todo el mundo. También estamos ofreciendo un signo de esperanza, la esperanza de la oportunidad económica y la esperanza del propósito político de casi 150 naciones", declaró el representante de EE UU, Robert Zoellick.
Las estimaciones apuntan a que los tres años próximos de negociaciones significarán la eliminación de unos 700.000 millones de dólares (131 billones de pesetas) en aranceles y subsidios de bienes y servicios. Según el Banco Mundial la nueva ronda se traducirá en un aumento de 2,8 billones de dólares (525 billones de pesetas) de los ingresos de la economía mundial en 2015.
La ronda de Doha, como ya ha sido bautizada, supone un éxito para la OMC, cuya supervivencia estaba en riesgo tras el estrepitoso fracaso de la última conferencia, celebrada en Seattle en 1999.
"Ha sido difícil porque hemos tratado algunos de los asuntos más sensibles", señaló el director general de la OMC, Mike Moore. La agricultura, los textiles, el medio ambiente, las patentes y las normas sobre inversión caldearon el ambiente durante las reuniones.
Subsidios polémicos
La agricultura fue el más problemático caballo de batalla de la UE. Su oposición a la reducción de subsidios a la exportación mantuvo el acuerdo en suspenso. Francia, uno de los países más beneficiados por los subsidios, actuaba con la presión de unas elecciones el próximo año y, al final, aceptó el acuerdo cuando se introdujo una frase que suaviza el término eliminación. "Sin prejuzgar el resultado de la negociación" ha servido para que la UE diera por sin cerrar esas negociaciones, lo que permitió su firma del acuerdo. Un avance logró la representación europea al introducir por primera vez el medio ambiente en las negociaciones, aunque de una forma menos ambiciosa de lo deseado. Los países en desarrollo se han mostrado contrarios a ello, pues lo consideran una forma de frenar sus exportaciones, pero tuvieron que tragar.
A cambio, obtuvieron la posibilidad de fabricar medicamentos genéricos o importarlos de otros países para luchar contra las epidemias, como el sida o la tuberculosis. Así se recoge en el texto aparte de la declaración principal, uno de los mayores logros para los países pobres. "Ahora se puede asegurar el acceso a los medicamentos sin correr el riesgo de involucrarse en una batalla legal", afirma Ellen Hoen, portavoz de Médicos sin Fronteras. Sin embargo, ésa es la única victoria que los países del sur han conseguido de la cita de Doha, según algunas ONG. "El rechazo del mundo rico a eliminar el dumping agrícola o a abrir sus mercados a exportaciones de los países menos desarrollados es escandaloso", comenta Michael Bailey, asesor de Oxfam. "Estos ejemplos de doble rasero e hipocresía indican que la opción del desarrollo y la lucha contra la pobreza han sido enterrados en la arena de Doha", añade.
La victoria obtenida en patentes ha servido para que los países en desarrollo cedieran en otros asuntos, como la inclusión del medio ambiente en la agenda. Tampoco creen que saldrán beneficiados de la amplitud de la ronda.
A petición de la UE, las negociaciones incluirán muchos temas, algunos de ellos nuevos, frente a la resistencia que mantenían los países en desarrollo por no poder abarcar tantos asuntos. La delegación europea consiguió introducir la regulación de las inversiones, la competencia y la transparencia en la agenda, aunque estos temas no se abordarán hasta después de la próxima conferencia, que se debe celebrar antes de noviembre de 2003.
La patronal europea de empresarios, Unice, celebró la aprobación de la ronda, aunque mostró su "decepción" por haber pospuesto las negociaciones en esos tres temas.
La conferencia de Doha pasará a la historia por una cuestión adicional: la entrada de China y Taiwan a la OMC. Después de 15 años de arduas negociaciones, el gigante asiático ha entrado a formar parte de la organización, abriendo un mercado de 1.300 millones de consumidores.
Rato asegura que el pacto será muy favorable para España
El vicepresidente económico del Gobierno, Rodrigo Rato, calificó ayer de "magnífica noticia" el anuncio del lanzamiento de una nueva ronda de liberalización comercial. Rato consideró la ronda como un hecho "muy positivo para la economía mundial, europea y española, pero sobre todo para los países menos desarrollados".
El vicepresidente económico cree que la Ronda de Qatar posibilitará un aumento de la riqueza mundial "muy superior" al logrado tras la declaración de Uruguay, firmada en 1995, y que ha permitido un aumento del comercio mundial de 200.000 millones de dólares (37 billones de pesetas).
Rato dedicó una atención especial a los acuerdos relacionados con las ayudas a la agricultura y la pesca en los países desarrollados. Estos acuerdos obligan a la reestructuración de las políticas agrarias de los países más avanzados, no exclusivamente en la UE, sino también en EE UU. En lo que se refiere a las subvenciones a la exportación con miras a su supresión progresiva, Rato cree que el impacto sobre la agricultura española será "muy marginal", ya que sólo un 3% de los fondos de la UE están asignados a ese concepto.
Sobre las subvenciones a la pesca, el ministro destacó que en las disposiciones de la OMC "no hay un mandato de su desaparición, sino de su clarificación y mejora". Rato resaltó que se ha incluido una referencia a las subvenciones pesqueras en materia de medio ambiente, un hecho largamente demandado por el sector español.