El alza es la mejor propaganda
Conviene a veces repasar los manuales, porque a través de la consulta estadística pueden entenderse muchos de los movimientos de la Bolsa. La coyuntura actual, siempre según los datos históricos, obedecería a una situación típica de mirarse el ombligo. O si se prefiere, de autodeterminación y de diseño de tendencias de puertas adentro del mercado sin considerar el entorno.
No es la primera vez, tampoco la última, que las Bolsas crean sus propias tendencias al margen de los acontecimientos. La apuesta suele ser de duración escasa, porque más pronto que tarde, el entorno se encarga de corregir el tiro. El paso siguiente al actual sería, así, el de nuevas sobrerreaciones.
Pero mientras se produce el siguiente movimiento, la música no deja de sonar y con un nuevo repaso a los manuales se constata, asimismo, que el alza es la mejor propaganda para las Bolsas. En épocas de hastío y desazón como las que han vivido los mercados de acciones cualquier rayo de luz, por tenue que sea, siempre es magnificado. Cualquier incitación alcista es bien recibida y, lo que es más importante, suscita pasiones, resucita el ansia de ganar, el miedo a no perderse un tren en marcha, que así es la condición humana.
Coinciden los observadores en la idea, por ello, de que el movimiento en ciernes tiene un componente psicológico muy importante. Todos quieren participar del alza, recuperar pérdidas, incluso neutralizarlas. Por eso, los movimientos son muy alocados a la vez que crecen los niveles de volatilidad.
En esta situación lo oportuno es fijarse en los movimientos institucionales, en las denominadas manos fuertes, que son las que más oferta tienen desde siempre en su poder. Cualquier indicio de distribución sería preludio de recortes generalizados en los mercados. Mientras, que los músicos no paren.