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COMERCIO MUNDIAL

Bush no consigue a tiempo el poder para firmar acuerdos por vía rápida

El presidente George Bush quería conseguir la "autoridad especial" para sellar acuerdos comerciales por la vía rápida antes de que empezara la reunión de la OMC. Pero las disidencias en el Capitolio lo han hecho imposible, y ello debilita bastante su posición negociadora en la conferencia de Doha.

La batalla de Seattle, que se libró tanto en las calles como en los despachos, dio al traste con la nueva ronda de negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1999. Aquello supuso un fracaso rotundo para el presidente Bill Clinton. Y George Bush no está dispuesto a repetirlo. Sin embargo, el republicano tendrá que librar la batalla sin contar por ahora con la autoridad especial para sellar acuerdos comerciales por la vía rápida.

Sin este poder, cualquier pacto comercial sellado por el Gobierno de EE UU tiene poca credibilidad porque debe pasar el filtro del Congreso, que puede introducir todo tipo de enmiendas.

Bush confiaba en conseguirlo antes de la reunión de Qatar. Y algunos congresistas todavía creían posible que la Cámara baja del Congreso lo apruebe en el último minuto.

Pero lo más seguro es que la votación se retrase una o dos semanas porque los promotores de la ley aún no cuentan con apoyos suficientes para conseguir su aprobación.

Además, el proyecto debe pasar también el filtro del Senado, que está controlado por el Partido Demócrata.

Muchos legisladores de este partido se quejan de que el proyecto de ley no establece protecciones adecuadas para el medio ambiente y los derechos laborales; dos puntos que son claves para ecologistas y sindicatos, pilares del frente antiglobalización, y que han sido incorporados plenamente en la agenda de prioridades de estos legisladores.

Además, algunos congresistas republicanos que representan a Estados con potentes industrias agrícola y textil rechazan el proyecto a menos que reciban garantías de que sus circunscripciones no sufrirán daños.

Los responsables de Comercio de su Gobierno han utilizado dos argumentos claves para defender el proyecto: el libre comercio es importantísimo para promover el crecimiento económico y, además, es un arma de guerra esencial en la batalla que se libra contra el terrorismo.

Los congresistas están de acuerdo en que el libre comercio es clave para el desarrollo económico. Pero muchos quieren imponer normas claras que limiten la libertad de actuación del Gobierno a la hora de sellar este tipo de pactos.

El último presidente que disfrutó de esta prerrogativa fue Clinton. Pero el Congreso se negó a renovarla a partir del año 1994. Ello está afectando la posición negociadora de EE UU no sólo ante la OMC, sino también en otros proyectos como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Presión de última hora

Dennis Hastert, el líder republicano de la Cámara Baja del Congreso, ha pedido a su colega Bill Thomas, que es el principal autor y promotor de la ley, que no acuda a la reu-nión de la OMC para poder volcarse en defender su proyecto.

Un ayudante de Thomas dijo que el republicano seguramente accederá a la petición. Si esto se cumple, la delegación estadounidense habrá perdido uno de sus puntales claves.

Su ausencia se sumará a la de decenas de políticos, empresarios y representantes de asociaciones de Estados Unidos que han cancelado sus planes para acudir a la reunión de Qatar por temor a que surjan "problemas de seguridad".

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