De la Rúa busca apoyos para volver a negociar con el FMI
La opinión y el interés de los banqueros parecen contar mucho más que los juicios técnicos de las calificadoras de crédito. Ayer, después de que Standard & Poor's y Fitch consideraran a Argentina en suspensión de pagos parcial, banqueros locales e internacionales volvieron a apoyar el canje de deuda propuesto por el Gobierno, que avanza poco a poco.
El Gobierno del presidente Fernando de la Rúa ha tomado la iniciativa, por primera vez en mucho tiempo, y está cosechando condicionados apoyos al plan de reestructuración de la deuda y de la economía elaborado por su ministro de Economía, Domingo Cavallo.
Ayer, el presidente concretó un pacto con los gobernadores de las provincias pertenecientes a su coalición de Gobierno, y se mostró confiado en que "finalmente habrá un acuerdo" con todos los mandatarios, incluidos los peronistas. Las provincias exigen al Estado nacional que respete las leyes vigentes sobre el reparto de impuestos comunes y discrepan sobre el monto de bonos a aceptar para el pago de sueldos y proveedores en lugar de pesos.
De la Rúa, que viaja hoy a Nueva York para reunirse con el presidente estadounidense George Bush, en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, desea tener firmado ese acuerdo con las provincias, como muestra de que el plan va adelante. Incluso en el terreno político a través de un consenso nacional. También necesita esa aquiescencia de los mandatarios provinciales para pedir al Fondo Monetario Internacional (FMI) que adelante el desembolso de 1.200 millones de dólares (1.320 millones de euros) previsto para diciembre, al actual mes de noviembre. Argentina necesita imperiosamente ese adelanto para hacer frente a vencimientos de su deuda este mes y evitar así una suspensión de pagos.
Si bien las calificadoras entienden que el país suramericano ya se encuentra técnicamente en situación de suspensión de pagos, el plan de Cavallo sigue cosechando apoyos y muestras de buena voluntad.
En una de las manifestaciones más significativas, tras las recibidas el martes por parte de los banqueros locales, el vicepresidente del Citibank, William Rhodes, dio ayer su apoyo al programa oficial. "Ellos pueden (tener un acuerdo voluntario)", dijo Rhodes al responder a la pregunta de si los acreedores pueden aceptar el plan de reestructuración de Cavallo. "La gente puede quejarse sobre la forma de reestructuración elegida, pero ésta fue concretada y ahora Ecuador está creciendo", dijo Rhodes al poner como ejemplo el caso del país andino que suspendió pagos el año pasado. Pero enfatizó que la clave en el caso argentino es el "crecimiento", sin el cual no habrá salida duradera.
En el mismo sentido, el economista jefe de Instituto Internacional de Finanzas (IIF), William Cline, que agrupa a los mayores 320 bancos del mundo, dijo que "hay una posibilidad de que una relativamente amplia rees-tructuración pueda realizarse de manera cooperativa y voluntaria". Asimismo, criticó de manera directa a S&P y Fitch, al considerar que "no estoy seguro de si hablar de una suspensión de pagos técnica es particularmente útil para entender la situación económica".
En la misma línea, el economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Guillermo Calvo, dijo ayer a Cinco Días que "no está claro el resultado de este plan, pero creo que hay posibilidades de que salga adelante". Calvo, quien se encuentra en Madrid participando de un seminario del BID, consideró también que el canje de deuda exige una "masa crítica de tenedores de bonos". A su juicio, el plan de Cavallo responde a las exigencias de la comunidad internacional, pero reconoció que es necesario un acuerdo entre "dos tercios de los tenedores para asegurar su éxito".
La ola optimista sobre el futuro económico argentino se manifestó también en la Bolsa de Buenos Aires, que subió ayer un 2,7%, en tanto que el índice de riesgo-país se situó en los 2.354 puntos.
Más allá de estas apreciaciones de buena voluntad sobre el programa, la mayoría de analistas consultados en Argentina y en los mercados internacionales considera que evitar una "catástrofe" no significa que el país pueda volver a crecer de inmediato.