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La electrónica japonesa se hunde en las pérdidas

El color rojo ha sido el denominador común de las cuentas de la mayoría de las empresas de alta tecnología en Japón en su primer semestre fiscal. Los resultados de sus seis representantes más significados suman unas pérdidas de 4.602,6 millones de euros (765.808 millones de pesetas). Tan sólo Mitsubishi Electronics ha ganado 15 millones de euros. El año pasado, el conjunto de estas empresas ganó 2.543,4 millones de euros (423.186 millones de pesetas) en el mismo periodo. Además, todas han aplicado ajustes de plantilla que afectan a más de 70.000 personas.

Ana B. Nieto

Sólo en un año se ha dado totalmente la vuelta a las cuentas de muchas de las empresas japonesas de electrónica tanto de alta tecnología como de consumo. La complicada situación económica en Japón, el sureste asiático y Estados Unidos ha producido una crisis de demanda, situación agravada por la rebaja de los precios de productos de alta tecnología, como ordenadores, teléfonos móviles y semiconductores. Algunos de estos artículos han llegado a valer un 50% menos que hace un año.

Como muestra de esta crisis están los últimos datos del mercado local de estos fabricantes mundiales. El paro en Japón afecta al 5,3% de la población, una cifra desconocida en los últimos 34 años y que ha hecho caer el consumo familiar un 1,3% en septiembre. Con cifras así, en un país en el que hasta hace poco las grandes empresas aseguraban el empleo de por vida, la demanda se contrae y la de productos electrónicos no es una excepción.

Según la asociación de empresas de electrónica y tecnología de la información japonesa (Jeita, en sus siglas en inglés), entre julio y septiembre llegó al mercado un 21% menos de ordenadores personales (2,27 millones de unidades). Esta situación, unida a la caída de los precios, ha redundado en la drástica caída de los beneficios de las empresas, que ven cómo los números rojos han llegado a sus cuentas para quedarse.

Todas las empresas, incluso las que han conseguido beneficios, creen que la situación se deteriorará aún más en el segundo semestre y han hecho revisiones a la baja de sus previsiones de resultados.

Deterioro de la confianza

Estos cálculos tienen en cuenta que una menor presencia en el mercado aleja las posibilidades de mejora en la demanda en breve. De acuerdo con el portavoz de Jeita, "la confianza del consumidor de ordenadores está en un mal momento".

Para el segundo semestre se espera que la entrada en el mercado de ordenadores caiga un 12% con respecto al año pasado (10,6 millones de entregas, frente a los 13,6 millones previstos) y que las ventas de semiconductores se contraigan un 61%.

Según Yoshiya Morimoto, analista de Japan Investment Trust, consultado por Bloomberg, el paro y la desconfianza inversora aumentarán "aún más, porque precisamente las últimas cifras no reflejan los despidos en el sector de la tecnología". Según este analista, no ha habido un verdadero recorte de empleo en este sector.

Las palabras de Morimoto son toda una provocación para el tradicional concepto de trabajo en Japón. Máxime cuando muchas empresas han optado por recortar costes y capacidad de producción mediante la reducción de plantilla. Hitachi acaba de elevar a 20.000 los despidos; Fujitsu prescindirá de 16.400 trabajadores; Nec retirará (por ahora) a 4.000 empleados; Matsushita, a 8.000, el 3% de su plantilla; el fabricante de revestimientos cerámicos para semiconductores Kyocera hará lo propio con 10.000 trabajadores; Oki, especializado en chips de baja memoria, tendrá 2.200 obreros menos, y Sony y Sanyo perderán 5.000 y 6.500 empleados, respectivamente. Pero como señala Morimoto, algunos de estos recortes se dan en filiales en el extranjero o a través de jubilaciones anticipadas.

"Es poco y tarde", aseguran los analistas. "La situación en la que estamos no tiene precedentes y tomaremos las medidas necesarias para empezar a mejorar los resultados a finales de año", se dijo desde Matsushita durante su reciente presentación de resultados. Pero no cunde el ánimo y menos después de la incertidumbre económica creada tras los atentados en EE UU.

Las empresas están aplicando otras recetas para reanimar sus resultados: la venta de filiales y la disminución de la inversión. Según la agencia Nikkei, los cinco fabricantes nipones más importantes de chips invertirán 350.000 millones de yenes, la cifra más baja desde 1993 y un 63% menos que el año anterior.

Para los analistas de Gartner Dataquest es un error, ya que aseguran que a pesar de las pérdidas los fabricantes no deben reducir sus inversiones en capital y sobre todo en investigación y desarrollo.

Otros observadores creen que los japoneses tienen que renunciar a producir semiconductores Dram (chips de memoria dinámica), ya que otras empresas en Taiwan y Corea los producen a mejor precio. "Tienen que centrarse en productos más sofisticados que el resto de fabricantes asiáticos", dice Morimoto.

En el lado del optimismo, Gartner Dataquest asegura que puesto que el consumo de estos productos es cíclico, es posible que haya una leve recuperación en 2002 y una sustancial mejora en 2003.

 

El ocaso de Taiwan y el fortalecimiento de Corea del Sur

El ordenador o cualquier aparato de alta tecnología con la pegatina de Made in Japan (Hecho en Japón) o el Made in Taiwan (Hecho en Taiwan) es como un icono. No en vano, este último país es el productor de un quinto de los chips que se usan en todo el mundo.

Pero el reinado de la electrónica es efímero. La competencia desde todas las esquinas del mundo es fuerte y particularmente desde Corea del Sur y EE UU. La coreana Samsung Technologies y la americana Micron Technologies son dos referencias para los analistas taiwaneses a la hora de analizar el estado del sector de la isla asiática.

Y es que si en Japón las cosas no están en su mejor momento, en Taiwan no le andan a la zaga. Powerchip Semiconductor, Mosel Vitelic y los otros tres mayores fabricantes de semiconductores de este país han registrado pérdidas en el tercer trimestre de 19.900 millones de dólares taiwaneses (639,5 millones de euros, 106.403,8 millones de pesetas). No será fácil volver a los números negros por mucho que traten de diversificar su gama de productos y, según los inversores, sólo la fusión de algunas de estas empresas entre sí les permitirá obtener las economías de escala. Y no para competir con las primeras del mercado, sino, en algunos casos, para mantenerse a flote y hallar la financiación necesaria en un sector en continua y cara transformación.

De hecho, según Pedro Tai, analista del HSBC consultado por Bloomberg, estas empresas tienen entre sus planes buscar financiación en los mercados o a través de préstamos en entidades internacionales por un valor conjunto de 700 millones de dólares (130.200 millones de pesetas, 782 millones de euros).

Los males de estas empresas son comunes a los de las empresas japonesas: la demanda no se mueve y los precios no dejan de caer. Nadie espera que vuelvan a los beneficios hasta dentro de un año. El terreno para la concentración está, pues, servido.

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