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LEALTAD, 1

La moda de los falsos calificativos

La capacidad de generación de expectativas de los mercados no tiene límite. Tampoco el ansia, como tendencia natural, de recuperar lo perdido. Por eso, los términos se confunden y de los adjetivos clásicos se pasa a los falsos calificativos, que es la última moda.

Lo que más se escucha y se escribe en los últimos días, en lo que se refiere a la sintaxis bursátil, es que las cosas están mal, pero no son peores. O que las noticias son negativas, pero mejores de lo esperado. También, que el crecimiento ha sido negativo.

Los términos confunden a propios y extraños, porque un crecimiento nunca puede ser negativo, y viceversa. Tampoco una mala noticia puede merecer el calificativo de mejor de lo previsto. Los hechos son como son. O buenos o malos. La formación de precios en Bolsa se fija con este criterio secular y, en definitiva, nunca admite peros.

Esta situación explica la debilidad de la tendencia de fondo y cómo las recuperaciones, con frecuencia muy espectaculares como las registradas el miércoles, tienen contestaciones del mismo calibre al cabo de las 24 horas, o menos.

A medida que pasa el tiempo, los gestores y participantes en el mercado reparan en que nada o muy poco ha cambiado desde el 11 de septiembre y que los males de ahora son los de entonces.

En términos de pura valoración bursátil, los resultados de las empresas, lejos de avalar las cotizaciones actuales, destacan un encarecimiento de las mismas. De nada sirve apuntar que este o aquel resultado ha sido menos malo de lo esperado. El dinero sólo hace dos distingos, o un resultado es bueno o es malo. Con ello decide comprar o, como sucede desde hace mucho tiempo, permanecer al margen de la situación.

Las últimas noticias económicas y empresariales son, simplemente, desalentadoras.

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