Teoría de control de precios de la vivienda
Sabido es que una de las mayores preocupaciones para la mayoría de las personas es, y con toda probabilidad seguirá siendo, conseguir una vivienda digna. Habida cuenta de que estamos viviendo, en lo referente al comportamiento de los precios de las viviendas tanto de nueva construcción como de segunda mano, la parte del ciclo expansivo y que, por ello, el precio de la vivienda -en concreto, de segunda mano- ha sufrido un incremento vertiginoso tal en los tres últimos años que incluso ha superado el 100%, la situación resulta alarmante, ya que el poder adquisitivo del común de los ciudadanos en modo alguno se ha duplicado en este mismo periodo de tiempo.
La situación lleva a condenar a todas las personas o a todas las familias que en estos momentos no posean una vivienda, que les pueda servir como bien intercambiable, a no poder acceder a la adquisición de su vivienda. Por ello se debería exigir a la Administración, tanto local como provincial, autonómica y estatal, que adopte medidas serias dirigidas a equilibrar las curvas de oferta y de demanda de la vivienda.
Al igual que la escuela monetarista defiende mantener sostenidamente la cantidad óptima de dinero en una determinada economía -como una caldera de calefacción cuyo objetivo es mantener constante una temperatura dada como objetivo y que al hacerla funcionar, sólo cuando dicha temperatura no es la que en ese momento existe, se produce, durante cierto periodo de tiempo, una distorsión entre la temperatura deseada y la real-, se puede proponer que el Gobierno implemente, a la mayor brevedad, ciertas medidas que conduzcan a mantener en el mercado una cantidad óptima de viviendas, de una manera constante, y así posi-bilitar la consecución de una brecha lo más cerrada posible- entre las curvas de oferta y demanda de vivienda, y de esta manera mantener constante en el tiempo el equilibrio entre dichas curvas.
De esta forma se conseguirían suavizar las posibles inflaciones y también, por supuesto, las deflaciones coyunturales que se puedan producir.
Además, me atrevería a proponer que, para llegar oportunamente al mencionado objetivo, el Gobierno debería de conformar, a modo de reserva, un fondo de viviendas, también de segunda mano, con el objeto de que a través de él se pueda actuar con adecuada celeridad para conseguir, en un tiempo oportuno, el equilibrio perseguido en el mercado de la vivienda; inyectando a dicho mercado un número oportuno de viviendas procedentes del fondo cuando lógicamente se esté experimentando un periodo inflacionario y, consecuentemente, en periodos en los que se atraviese una etapa deflacionaria, drenar el mercado efectuando compras de viviendas que, por supuesto, incrementen dicho fondo en esos momentos.