Los talibanes aseguran que las bombas han matado a 1.500 afganos
Los bombardeos estadounidenses en Afganistán han causado ya 1.500 víctimas, según los talibanes. La inesperada resistencia de estos ha llevado a EE UU a apoyar a la Alianza del Norte. Mientras, los casos de carbunco crecen, la guerra biológica se cobró ayer su cuarta víctima.
El régimen talibán informó ayer que las víctimas de los bombardeos estadounidenses se elevan ya a 1.500. El mulá Abdul Salam Zaíf, el único embajador de los talibanes, calificó a los muertos de "mártires", al tiempo que acusó a EE UU de "genocidio" y de atacar objetivos civiles, redes eléctricas y de abastecimiento de agua.
Zaíf señaló que ayer hubo un gran número de víctimas en dos aldeas al este del país. Otro de las acusaciones del embajador talibán fue que EE UU camufla bombas de racimo en paquetes similares a otros que contienen comida y que las fuerzas aéreas lanzan como compensación a los civiles por los bombardeos. Esta acusación es tan fundada que la aviación americana está repartiendo octavillas explicando las diferencias entre las bombas de racimo y los paquetes de comida.
EE UU también acelera la propaganda de guerra bombardeando a los guerrilleros talibanes con octavillas con un convincente mensaje en que se les explica a los soldados que sus únicas alternativas son rendirse o morir.
Por otra parte, las fuerzas aéreas bombardearon Kandahar, cuartel general del líder de los talibanes, el mulá Mohamed Omar. El bombardeo destruyó por error una clínica de la Media Luna Roja, causando 11 muertos, según relató un médico a los periodistas a los que se permitió el acceso a la zona.
La resistencia inesperada que están ofreciendo los talibanes ha llevado a la Administración Bush a modificar su estrategia y apoyar más decididamente a los rebeldes de la Alianza del Norte.
La aviación estadounidense bombardeó intensamente las posiciones de los talibanes en varios frentes, tanto a 50 kilómetros de la capital, Kabul, como en el norte y noreste del país. El objetivo de los ataques es facilitar a los opositores de la Alianza del Norte la conquista de la estratégica ciudad de Mazar i Sharif.
El comandante de las fuerzas estadounidenses en la región, el general Tommy Franks, ha señalado que la intención es abrir "un puente terrestre" hacia el interior de Afganistán. EE UU trata de asegurarse el éxito en la, cada día más inevitable, operación terrestre.
Apoyo de Turquía
Por otra parte, el jefe de las Fuerzas Armadas turcas, el general Huseyn Kivrikoglu, reconoció ayer que un equipo de 60 militares de elite está ya preparado para ser enviado a Afganistán. Las televisiones turcas informaron ayer que EE UU ha solicitado a Turquía el despliegue de tropas, pero el Gobierno no quiso confirmarlo ni desmentirlo.
El secretario de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld, acelera los contactos diplomáticos en la guerra contra el terrorismo. El jefe del Pentágono iniciará mañana una gira por Rusia y Asia Central para recabar apoyos en la lucha.
Mientras, los casos de carbunco se extienden en Estados Unidos. Ya son cuatro las víctimas mortales por la enfermedad. El último caso es el de una empleada de un hospital de Oftalmología de Nueva York, afectada por carbunco pulmonar. Hasta ahora, 16 personas han sido infectadas por esporas de la bacteria del carbunco, aunque un nuevo caso de un cartero en Nueva Jersey está por confirmar.
La nueva muerte ha desconcertado a las autoridades, ya que no tiene ninguna relación con los anteriores objetivos: periodistas, políticas y carteros que tenían la desgracia de manipular sus cartas. El caso de otra afectada, una contable de 51 años de Nueva Jersey, está extendiendo el pánico entre los ciudadanos comunes, que se creían hasta ahora a salvo de la amenaza bacteriológica.