La economía de EE UU se contrajo un 0,4%, el mayor declive desde 1991
La economía estadounidense sufrió un declive del 0,4% en el tercer trimestre. Se trata de la primera contracción del PIB desde 1993 y la mayor desde la recesión de 1991, pero el dato resultó más benigno de lo previsto por los economistas. El presidente George Bush aprovechó el dato para exigir al Congreso que tenga el plan de estímulo fiscal listo "antes de fin de noviembre".
El Departamento de Comercio de EE UU presentó ayer un dato de PIB trimestral mucho menos catastrófico que el previsto por los economistas privados: contracción del 0,4%, en lugar del 1% negativo augurado por la mayoría.
Sin embargo, el indicador aún puede ser revisado a la baja y todas las previsiones apuntan a que el crecimiento también será negativo en el cuarto trimestre del año.
Si esto se cumple, EE UU entrará en su primera recesión desde 1991 y con ello terminará oficialmente la mayor fase de crecimiento continuado de su historia. Además, no podrá seguir actuando como locomotora del crecimiento mundial, un papel que ejerció de manera constante durante los últimos 10 años.
Menor consumo
El gasto de los consumidores, que representa dos tercios del PIB de EE UU, creció sólo un 1,2%. Se trata del menor aumento desde principios de 1993 y es muy inferior al 2,5% del segundo trimestre.
La ofensiva terrorista del 11 de septiembre hizo que millones de ciudadanos se encerraran en sus casas para estar permanentemente conectados al televisor (el llamado efecto CNN). Y ello se está cobrando un peaje claro en el nivel de consumo.
Además, el desplome en el índice de confianza del mes de octubre indica que la situación no mejorará durante el cuarto trimestre del año. Sobre todo, si sigue aumentando el desempleo: la tasa de paro de octubre se conocerá este viernes y muchos economistas creen que ha subido del 4,9% al 5,2%.
El panorama en el sector empresarial también sigue siendo bastante negativo: las inversiones en equipamiento y programas informáticos cayeron un 11,8% (tras haber bajado un 15,4% en el segundo trimestre).
El presidente George Bush aprovechó la publicación de este dato para exigir al Congreso que termine cuanto antes la tramitación de un plan de estímulo fiscal que ya ha sido aprobado por la Cámara baja y sigue bloqueado en el Senado.
Bush utilizó un tono admonitorio para exigir a los legisladores que "se pongan a trabajar y terminen de una vez" la tramitación de la ley, "para que yo pueda firmarla antes de fin de mes".
La fecha barajada por muchos como objetivo es en realidad el 16 de noviembre, justo antes de que los congresistas se vayan a sus casas para festejar el Día de acción de gracias.
Según Bush, es lógico que la confianza de los ciudadanos esté cayendo: "al fin y al cabo, señaló, estamos en guerra, y por primera vez en la historia parte del campo de batalla está en casa" (una frase con la que se refiere a los ataques con carbunco que se han saldado ya con cuatro muertes).
El presidente reiteró que prefiere bajadas de impuestos a aumentos del gasto público y dijo que el paquete debe incluir también una ampliación del subsidio de paro y la cobertura médica para quienes han perdido su empleo como consecuencia de los atentados.
Los congresistas están de acuerdo en los grandes ejes de un plan cuyo valor rondará los 100.000 millones de dólares, pero siguen discrepando en el reparto y alcance de las medidas.
Vuelta al déficit
Bush no mencionó la palabra recesión. Pero Glenn Hubbard, presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, sí dijo ayer en la CNN que "han aumentado las posibilidades de recesión". El secretario del Tesoro, Paul O'Neill, insistió en que "todavía hay posibilidades" de evitarla si se aprueba cuanto antes el plan de estímulos.
Uno de los temas que más preocupa a algunos legisladores demócratas es que las bajadas de impuestos desemboquen en déficit fiscales billonarios. El Gobierno de Bush dice que estas previsiones son exageradas, pero reconoce que la balanza fiscal puede caer "temporalmente" en terreno negativo en 2002 y 2003.