La confianza de los estadounidenses cae al nivel más bajo desde 1994
El índice de confianza de los estadounidenses se desplomó en octubre, colocándose al nivel más bajo desde febrero de 1994. Con lo cual no es previsible un repunte en las ventas que permita eludir la recesión. El dato de PIB del tercer trimestre se conocerá hoy, y hasta el Departamento del Tesoro reconoce ya que será negativo.
Guerra en Afganistán, ataques biológicos en EE UU, pérdidas millonarias de las compañías, desplomes en Bolsa y despidos masivos en muchas industrias. El clima reinante en Estados Unidos ha empeorado de forma sensible tras la ofensiva terrorista de septiembre, y el pesimismo ha calado con fuerza en el ánimo de los ciudadanos.
Según informó ayer el organismo privado Conference Board, el índice de confianza de los estadounidenses cayó en octubre hasta el 85,5. Un dato muy inferior al 97 de septiembre y el 95,5 previsto por los economistas. Se trata, además, del peor indicador en siete años y medio.
Los economistas coinciden en que el desplome de la confianza se traducirá en un recorte adicional del consumo. Y las perspectivas a medio plazo son bastante negativas: el índice de expectativas de consumo para los próximos seis meses cayó del 78,1 al 70,8.
Con lo cual no es fácil que la economía repunte antes de la próxima primavera. El PIB creció un minúsculo 0,3% en el segundo trimestre y los economistas auguran una contracción del 1% en el dato del tercer trimestre (que se publicará hoy).
El Departamento del Tesoro, que hasta ahora se había negado a compartir esta "idea generalizada", reconoció ayer por primera vez que la economía seguramente ha entrado en crecimiento negativo.
Karen Hendershot, directora en funciones del departamento de análisis económico del Tesoro, dijo en una reunión con operadores del mercado que la ofensiva terrorista ha dañado a una economía "que ya languidece" y que "es muy probable un declive en el PIB real".
Preocupa mucho el paro
Además del conflicto bélico y el pánico generado por los ataques con carbunco, los estadounidenses se muestran especialmente preocupados por el empeoramiento del clima laboral.
Un 20,7% de los sondeados por el Conference Board dice que cada vez es más difícil encontrar empleo (el peor dato desde diciembre del año 1996). La tasa de paro seguramente ha subido del 4,9% al 5,2% en octubre (el dato se hará público este viernes), y los ajustes masivos de plantilla ya no afectan sólo al sector industrial (que lleva un año en fase recesiva), sino que empiezan a extenderse al de servicios.
En el tercer trimestre se perdieron 117.000 puestos en el sector terciario (primer declive desde 1991, cuando EE UU atravesaba su última recesión). Y el dato puede ser mucho peor en el cuarto trimestre, cuando se hagan efectivos decenas de miles de despidos anunciados tras la ofensiva terrorista.
Según Maury Harris, economista de UBS Warburg, "tanto el mercado laboral como el terrorismo seguramente seguirán dañando la confianza" y eso recortará el consumo de los hogares. Según sus cálculos, las ventas de las cadenas de grandes almacenes cayeron un 1,6% en la semana que terminó el 27 de octubre, "anulando ampliamente la mejora del 0,5% registrada durante la semana anterior".
Richard Berstein, de Merrill Lynch, confía en que los estímulos monetarios y fiscales permitirán una "fuerte recuperación". Pero no antes de primavera.
En manos del Congreso y la Reserva Federal
Los estadounidenses esperan como agua de mayo la aprobación en el Congreso de un plan de estímulo fiscal cuyo valor ronda los 100.000 millones de dólares (18,35 billones de pesetas). El proyecto ha sido votado ya por la Cámara baja, pero aún tiene que ser aprobado en el Senado.
Además, los economistas dan por seguro que habrá nueva bajada de tipos en la reunión que los gobernadores de la Reserva Federal celebrarán el próximo 6 de noviembre.
La Reserva Federal ya ha abaratado el precio del dinero en nueve ocasiones, llevando los tipos interbancarios del 6,5% al 2,5% (el nivel más bajo en cuatro décadas). Sin embargo, los efectos estimuladores de esta rebaja monetaria siguen sin notarse y muchos analistas creen que los interbancarios bajarán hasta el 2% de aquí a fin de año.
Richard Berstein, de Merrill Lynch, calcula que "entre aumentos del gasto público y bajadas de impuestos, el paquete de estímulo fiscal se acercará a los 200.000 millones de dólares (36,7 billones de pesetas) en el 2002". En cuanto a las bajadas de tipos, dice que impulsarán el crecimiento un 2% el próximo año. Combinando ambas medidas, Berstein calcula que el PIB de EE UU puede crecer un 4,5% en el cuarto trimestre del 2002. Es decir, que el bache será duro pero corto.