El plan de incineración de harinas cárnicas sólo se ha cumplido un 2%
Las harinas cárnicas que se tenían que destruir en los hornos de las cementeras llegan con irregularidad a su destino. De las 400.000 toneladas de este producto, prohibido en la cadena alimentaria por su relación con el mal de las vacas locas, apenas 8.000, un 2%, han sido eliminadas en estos hornos desde que en enero se firmó el acuerdo marco que regula esta colaboración entre cementeras y Ministerio de Agricultura con vigencia hasta 2005.
La destrucción de las harinas cárnicas (MER, material específico de riesgo) en los hornos de las cementeras españolas está siendo lenta. 10 meses después de que se firmara el acuerdo marco entre la patronal del sector, Oficemen, y el Ministerio de Agricultura para regular esta destrucción, de las 20 fábricas de un total de 36 en España que podrían haberse hecho cargo de esta incineración, sólo 9 han obtenido permisos a través de convenios de sus respectivas comunidades autónomas y ayuntamientos para proceder, aunque hay más acuerdos con cementeras que no se han materializado.
Además, según los datos de Oficemen, hasta ahora sólo se han quemado 8.000 toneladas, un 2% del total. "No sabemos dónde están las restantes hasta las 400.000 a destruir", aseguraba con ironía en un reciente encuentro con la prensa Rafael Fernández, director general de Oficemen.
Un portavoz del Ministerio de Agricultura señaló a este periódico que este material no incinerado estaba en almacenes. Desde este mismo departamento se asegura que se celebrará una reunión entre representantes del ministerio y la industria en los próximos días.
Fernández aseguraba que hay fábricas que ya habían comenzado esta actividad y en las que no se recibe este material o se hace en escasas cantidades. "Es un tema muy desgraciado y es increíble que un sistema que según la experiencia y los informes más independientes es el mejor para deshacerse de estas harinas", comentaba el director general de la patronal.
Según Oficemen, la destrucción de harinas cárnicas en los hornos de las cementeras es muy segura, pues la temperatura alcanza los 2.000 grados, con una permanencia del material en el horno de cinco segundos, mientras en las incineradoras tradicionales la temperatura es de 850 grados.
En España, las cementeras se ofrecieron al Gobierno a finales de 2000 para ayudar a acabar con las harinas, mientras que en otros países europeos fueron los propios Gobiernos los que solicitaron la colaboración a la industria. Incluso el comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler, dijo que las cementeras eran el lugar más idóneo para la incineración de estos MER.
En otros países europeos están más acostumbrados a utilizar combustibles alternativos en los hornos de clinker que en España, donde las empresas se han encontrado la oposición de las autoridades locales y grupos ecologistas. De hecho está previsto que se destruyan este año en las cementeras francesas 240.000 toneladas de harinas.
Hasta ahora, las nueve fábricas de cemento donde se han empezado a incinerar los MER y las dos en pruebas (en Murcia y Almería) han invertido 2.220 millones de pesetas en adaptar sus estructuras. Otras cementeras a la espera que se firme convenios con sus autonomías tienen previstas inversiones de 1.100 millones. De momento no ha habido ninguna subvención por parte de las autoridades.
La denuncia de los cementeros coincide con las críticas del Tribunal de Cuentas Europeo a España y otros países, por desatender aspectos importantes en la erradicación de la enfermedad de las vacas locas. Según Fernández, " ha desaparecido la alarma social pero no hay avances en la resolución del problema".