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La Bolsa consolida la recuperación y sube un 4,84% en la semana

Uno de los discursos más escuchados y leídos en las últimas cuatro semanas es el del poder de los fundamentales de las empresas que cotizan en Bolsa frente al de los intangibles. O dicho de otro modo, la búsqueda de compañías que generan beneficio frente a las que siguen con un proceso interminable de pérdidas.

Puede afirmarse, por tanto, que los grandes gurus de las Bolsas han puesto sus reales sobre valores con fundamento, generalmente recluidos y dedicados a asuntos de la vieja economía.

Los mercados, sin embargo, son especialmente caprichosos y gustan manejar sus propias expectativas sin reparar en sobrerreacciones. Ya se vio con motivo de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos y ya se ha palpado, pero en sentido inverso, en las últimas cuatro semanas.

Vuelven los mercados de acciones a ser caprichosos y a negar, aunque sea de manera coyuntural y a muy corto plazo, las posiciones de los teóricos. Son los valores tecnológicos, los de la nueva economía, los que más han subido y los que mayor fuerza relativa denotan en el último mes.

Hay quien sostiene que esta mejora está fundamentada en los fuertes varapalos recibidos con anterioridad a la crisis. Se olvidan, no obstante, de que los varapalos vinieron de la mano de unos resultados pésimos y que los que han ofrecido en los últimos días lejos de mejorar han empeorado. La teoría del PER, la vuelta a los fundamentales, que los gestores de renombre quieren imponer no se ha producido.

El hecho de que los valores tecnológicos, siempre de la mano del Nasdaq, vuelvan a asumir el protagonismo sin que se hayan producido mejoras en los últimos 18 meses, simplemente porque son los que más habían bajado, hace creer a los expertos que el movimiento alcista en ciernes es puramente especulativo y técnico. Está apoyado, además, en programas vinculados a los futuros, porque los inversores finales, privados o institucionales, siguen ausentes.

Estos mismos programas hundieron las Bolsas antes y durante la crisis. Ahora el giro es el contrario. ¿Cuánto durará el proceso?

 

Las recomendaciones, en desuso

La prueba del algodón de la ausencia de inversores finales, privados o institucionales se ha dado en las últimas dos semanas. En este periodo se han acumulado importantes recomendaciones de compra y de venta, tanto por firmas de análisis nacionales como extranjeras.

Ni lo que algunos consideran gangas se han comportado como tal, ni lo que otros definen como valores caros y que tienen que bajar han hecho lo propio. Las Bolsas se han mirado en el ombligo del Nasdaq y en el del futuro del Standard & Poor's y no han prestado atención alguna a los informes de situación.

Hay, sin embargo, referencias curiosas en las homilías de las grandes firmas de análisis extranjeras que operan en el mercado español. Abundan más las revisiones a la baja de los precios objetivo por acción, desde los bancos a los valores tecnológicos, que las optimistas, las que dibujan un futuro mejor, más halagüeño.

La Bolsa española, a diferencia de situaciones anteriores, no ha reaccionado en el sentido previsto por una razón muy simple. Los inversores extranjeros ya iniciaron un movimiento vendedor muy fuerte antes y durante el verano. Es decir, están parcialmente descolocados, con lo que no pueden influir de manera directa en el mercado y hacer buenos, como antaño, sus discursos.

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