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La ola de despidos alcanza a las 'telecos' europeas

La profunda crisis de endeudamiento y la adaptación a un entorno de mayor competencia obligan cada día a nuevos ajustes de cinturón. Ayer, en Europa, les tocó el turno a KPN y Belgacom, que despedirán a 4.800 y hasta 4.000 personas, respectivamente, para sanear sus cuentas. Y en Japón tampoco está pasando inadvertida la tormenta. NTT ha recortado drásticamente su previsión de beneficios netos para este año, mientras que Japan Telecom, recientemente comprada por Vodafone, prepara también ajustes de plantilla.

Ya son muy pocas las operadoras de telecomunicaciones, sobre todo ex monopolios, que no han puesto en marcha un plan de choque para reducir el elevado endeudamiento acumulado durante años de crecimiento o para adecuar sus estructuras a un entorno de competencia feroz. Y las que no lo han hecho todavía están a tiempo de ajustarse el cinturón, como lo demostraron ayer cuatro telefónicas.

El ex monopolio holandés, KPN, se ha decidido a poner en práctica un plan de ajuste de plantilla que tenía perfilado desde octubre de 2000, siempre con la intención de enjugar su pesada deuda, de 22.800 millones de euros (3,79 billones de pesetas). La operadora despedirá a 4.800 empleados y lo hará a muy corto plazo, en lo que supone una operación "absolutamente esencial", según la dirección de la empresa, para sanear la compañía. La cifra representa el 18% de la plantilla y el objetivo de la medida es que KPN pueda ahorrar 700 millones de euros (116.470 millones de pesetas) anuales a partir de 2003.

KPN es una de las operadoras más castigadas por la crisis, que ha llegado en un momento de endeudamiento máximo, tras una carrera de crecimiento desaforada. La holandesa está pagando ahora los costes de la compra de la compañía alemana de móviles E-Plus y de la adquisición en solitario de una licencia de tercera generación en este país.

También está rindiendo los tributos de su incapacidad para encontrar socio. La fusión con Telefónica se rompió antes de que estallara la crisis, pero ya con la acuciante necesidad de tener pareja, KPN fue incapaz de sacar adelante la integración con Belgacom.

Su última novia frustrada fue, precisamente, protagonista de la segunda oleada de despidos de ayer. En el caso de Belgacom el problema no es la deuda, sino la necesidad de adaptar sus estructuras a la competencia. La compañía pública belga recortará entre 3.000 y 4.000 empleos, un máximo del 20% de la plantilla, como parte de un plan para reorganizar sus negocios. A la vez, tiene la intención de formar a 3.000 trabajadores para que ocupen nuevos puestos y en ello se gastará unos 20.750 millones de pesetas.

Pero los problemas de las telecomunicaciones no son exclusivos de Europa. A varios miles de kilómetros de Bélgica, el gigante japonés NTT ha recortado drásticamente su previsión de ganancias por el efecto que la acerada competencia tendrá en la rentabilidad de su negocio de telefonía fija. Los cálculos de beneficio neto para marzo de 2002 (cierre de su ejercicio fiscal) quedan así en 135.280 millones de pesetas, un 30,5% menos de lo inicialmente previsto. La facturación también ha sufrido un recorte, desde 18,4 billones de pesetas a 18 billones.

En ese mismo país, el nuevo dueño de Japan Telecom, Vodafone, ha anunciado un plan de jubilación voluntaria para mayores de 45 años, con la intención de reducir pérdidas. No hay datos oficiales todavía sobre la cifra del recorte, si bien la prensa local calcula que el programa afectará a unas 600 personas, un 20% del total.

Flextronics suma 10.000

En cualquier caso, la palma en cuanto a anuncios de despidos se la llevó ayer Flextronics, la segunda empresa del mundo fabricante de productos de electrónica La compañía anunció pérdidas trimestrales de 370 millones de euros, y como remedio ha decidido despedir a 10.000 empleados, el 15% del total.

La empresa, que no anunció cierres concretos de fábricas, sí subrayó que reducirá el espacio dedicado a la producción en un 20% del total. La compañía con sede en Singapur había sorteado la grave crisis del sector e incluso se postuló como compradora de fábricas.

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