Bush estudia un plan para endurecer el régimen de sanciones contra Irak
Los atentados del 11 de septiembre en EE UU han vuelto a poner al presidente de Irak, Sadam Husein, en el punto de mira de las iras estadounidenses. La presión para extender las represalias a Irak es cada día mayor en las altas esferas de Washington.
Sin embargo, los expertos descartan que EE UU se atreva a atacar a Irak sin haber probado los vínculos del régimen de Sadam con los ataques terroristas. Una operación de este tipo podría colapsar el mercado mundial del petróleo (Irak produce diariamente más de dos millones de barriles de crudo) y daría al traste con la frágil coalición internacional contra el terrorismo.
El endurecimiento de las sanciones impuestas a Irak por la ONU como castigo por la ocupación de Kuwait en 1990 parece ahora una opción mucho más factible.
La conclusión a finales de noviembre del programa Petróleo por Alimentos, por el que la ONU controla las exportaciones iraquíes de crudo, parece ser el momento ideal para endurecer las sanciones contra Irak. La propuesta de EE UU consiste en facilitar a Irak la adquisición de bienes de primera necesidad a cambio de prohibir la importación de los llamados productos de doble uso, los que se cree que pueden tener una doble finalidad militar y civil.
EE UU y Reino Unido ya intentaron en diciembre del año pasado imponer las llamadas sanciones selectivas, pero la oposición de los otros tres miembros con derecho a veto del Consejo de Seguridad de la ONU (Francia, Rusia y China) impidió el éxito de la iniciativa. La nueva tentativa en junio provocó que Irak suspendiera sus exportaciones de crudo durante casi un mes. Una medida de presión que repercutió en el mercado del petróleo, provocando el alza de la cotización del barril durante todo el verano.
El Gobierno de Bagdad ya empieza a prepararse para la batalla diplomática. El ministro iraquí de Información, Mohamed Saeed al-Sahaf, advirtió ayer que su Gobierno luchará contra la imposición de las sanciones selectivas.
EE UU importa diariamente 697.000 barriles de crudo iraquí, la interrupción del suministro de crudo podría provocar un alza en la cotización del crudo y dificultar la recuperación económica, pero el Capitolio no parece dispuesto a desaprovechar la oportunidad de ajustarle las cuentas pendientes a Husein.