Montoro se aferra al equilibrio fiscal frente a la crisis
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, defendió ayer el equilibrio fiscal para 2002 como mejor instrumento para capear los efectos sobre la economía española de la crisis internacional. Por contra, PSOE, IU, PNV y Grupo Mixto criticaron la "obsesión" del Gobierno de obtener el déficit cero a toda costa.
Cristóbal Montoro defendió ayer en el Congreso de los Diputados los segundos Presupuestos Generales del Estado que elabora como máximo responsable del Ministerio de Hacienda (los primeros fueron los referidos a 2001) con la idea de que el equilibrio en las cuentas públicas para 2002 es la mejor garantía frente a la incertidumbre económica internacional.
Montoro reconoció que la previsión oficial de crecimiento para el próximo año (2,9%) "se encuentra en la banda alta" si se compara con las de los principales expertos económicos, pero subrayó que "no hay ninguna razón económica para que la disciplina fiscal, que ha sido un factor tan importante de estabilidad durante los últimos cinco años, pierda ahora su vigencia".
No obstante, aclaró que, "llegado el caso, el Presupuesto puede cumplir su función estabilizadora de las desviaciones de la coyuntura económica", o lo que es lo mismo, admitió la posibilidad de un ligero déficit público para asegurar las inversiones previstas. El ministro insistió en que los Presupuestos para 2002 permitirán al Gobierno presentar la nueva reforma del IRPF a mediados del próximo año. De paso, adelantó que la última rebaja de este impuesto, que entró en vigor en 1999, puso en los bolsillos de los españoles 900.000 millones de pesetas en el año 2000, que deben sumarse a los 800.000 millones obtenidos en 1999. En total, según Montoro, se ha inyectado renta por valor de 1,7 billones en dos años. En cambio, el ministro no cuantificó la pérdida de renta de los contribuyentes como efecto de la no deflactación (en función de la inflación) de la tarifa del IRPF en los últimos ejercicios.
El debate de ayer, en el que se rechazaron las enmiendas a la totalidad para devolver los Presupuestos al Gobierno, presentadas por PSOE, IU, PNV y Grupo Mixto, tuvo un marcado carácter político. El mismo Cristóbal Montoro criticó duramente la ausencia del secretario general del PSOE y líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, al que acusó de no atreverse a mantener un debate cara a cara sobre cuestiones económicas. En su lugar participó el portavoz de Economía del PSOE, Jordi Sevilla.
Rebaja de impuestos
Sevilla calificó el discurso de Montoro de "testamento político", en clara referencia al caso Gescartera. En el turno de réplica, el ministro replicó asegurando que el próximo año presentará de nuevo los Presupuestos Generales del Estado para 2003. Por lo demás, Sevilla acusó a Montoro de presentar unos Presupuestos que no se pueden comparar con los de 2001, debido al efecto de la aplicación del nuevo modelo de financiación autonómica. Además, Sevilla criticó que la rebajas fiscales incluidas en el proyecto de "Ley de Acompañamiento" no hayan sido presentadas con una memoria económica sobre sus efectos y tampoco se sepa el coste de las mismas. Con relación al equilibrio fiscal previsto para 2002, Sevilla resaltó que "se trata de un artificio contable, ya que en realidad existe un déficit encubierto del 1% del PIB" si se tiene en cuenta el endeudamiento previsto por el Tesoro, de 8.500 millones de euros (1,4 billones de pesetas).
Montoro replicó que, gracias a la política de recorte de deuda del Tesoro desde 1996, cada español se ahorrará este año 76.000 pesetas y el ratio de deuda pública se situará ya este año por debajo del 60% del PIB. El portavoz de IU, Luis Carlos Rejón, acusó a Montoro, al igual que Sevilla, de diseñar unos Presupuestos "alejados de la realidad actual", en la que todos los expertos hablan del riesgo de recesión en economías de peso como Estados Unidos y Alemania. De igual forma, el portavoz del PNV, Pedro Azpiazu, tachó a Montoro de aplicar un "fundamentalismo financiero" al tratar de "imponer a toda costa y de forma obsesiva" el déficit cero para el año que viene.
Desde CiU y en un tono menos crítico, su portavoz, Xavier Trias, pidió un mayor gasto social, en especial para las familias y los inmigrantes, y nuevos incentivos fiscales a las pymes y autónomos. No obstante, Trias criticó la pérdida de poder adquisitivo de los funcionarios y la no deflactación de la tarifa del IRPF. José Carlos Mauricio, de Coalición Canaria, pidió mayores recursos en sanidad y pensiones.
Escaso interés de sus señorías por las cuentas
El debate a la totalidad de los Presupuestos Generales para 2002 dejó ayer en evidencia el escaso interés de los diputados por las cuentas del Estado, algo que, por otra parte, ya viene siendo habitual en los últimos ejercicios, a pesar de la relevancia económica del proyecto de ley. Ayer se superaron todas las expectativas.
Durante la primera intervención de Cristóbal Montoro y la participación del portavoz socialista Jordi Sevilla, el Pleno del Congreso disfrutó de una discreta media entrada que sirvió, no obstante, para vivir momentos acalorados, en especial, el rifirrafe que mantuvieron Sevilla y Montoro con el caso Gescartera como telón de fondo. Acompañaron a Montoro, cinco ministros, entre ellos el vicepresidente económico, Rodrigo Rato. El presidente del Gobierno, José María Aznar, se mantuvo en el Pleno por escasos minutos.
Después del cara a cara entre Sevilla y Montoro, gran parte de los diputados abandonaron el Pleno. Las intervenciones de los portavoces de IU, PNV, CiU y Grupo Mixto fueron seguidas por cerca del 10% de los miembros de la Cámara. El grueso de diputados regresó sólo en el momento de las votaciones, avanzada ya la tarde. Las enmiendas a la totalidad para la devolución de los Presupuestos, presentadas por el PSOE, PNV, IU y Grupo Mixto, fueron rechazadas por el Pleno del Congreso, gracias a los votos del PP, CiU y Coalición Canaria. También fueron rechazadas las referentes a la Ley de Acompañamiento. Ahora queda pendiente la presentación de enmiendas parciales.