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Coren o la historia de los huevos vestidos de etiqueta

Huevos camperos, huevos con dos yemas, huevos ricos en omega 3... Probablemente pocos de los granjeros que a comienzos de los años sesenta formaron el embrión del grupo agroalimentario Coren imaginaron la variedad de huevos que podía producirse ¿Cómo diferenciar un huevo de otro? Coren lo logró. Primero los vistió de etiqueta cuando en España se compraban los huevos a granel y sin marca. Luego, aprovechó las tecnologías (los huevos Coren pasan por un escáner que analiza las yemas) para adaptarlos a la moda.

Pero el huevo es sólo una parte de la actividad de esta empresa, que cerró el año 2000 con una facturación de 610,68 millones de euros (101.609 millones de pesetas), un 19% más que el año anterior, con una plantilla de 2.610 personas y en la que están implicadas 5.500 familias.

Una de las peculiaridades de la compañía es la constante diversificación de actividades en función del mercado. Un ejemplo puede ser su apuesta por la comida preparada y la red de franquicias para la venta de pollos asados en zonas turísticas y costeras de Galicia. Al tiempo, desde sus comienzos, Coren ha procurado abarcar todas las etapas de la producción. Tiene sus propias plantas de incubación y clasificación de huevos, fabrica los piensos con que alimenta sus aves y cuenta con sus salas de despiece para, con total autonomía, desarrollar el ciclo completo de actividad.

La estrategia central de la empresa ha sido mantener, a través de la fórmula cooperativista (que despertó ciertos recelos en sus orígenes), el funcionamiento independiente de cada cooperativa, que cuenta con su organización y su junta rectora, además de celebrar reuniones con voz y voto. De esta forma se implicaba a los granjeros en sus propias decisiones. Con los años, ha creado numerosas cooperativas, con distintas actividades, hasta abarcar la industria no sólo avícola sino del porcino, vacuno y productos precocinados.

Pero gran parte del éxito de esta compañía se debe al empeño de un hombre, Eulogio Gómez Franqueira, maestro de escuela, gran conocedor del medio rural y que supo, a comienzos de lo sesenta, canalizar el trabajo individual de muchos trabajadores del campo gallego en torno a lo que hoy es el grupo Coren. El señor Franqueira, como así solían llamarle, murió en 1988, pero cuatro años antes, ya su hijo Manuel Gómez Álvarez se puso al frente del negocio como director gerente. Hoy, Coren, con unas exportaciones en 2000 de 52,57 millones de euros (8.747 millones de pesetas), está presente en países como Rumania (en sociedad con una empresa catalana) y Portugal entre otros.

 

De Uteco a la Cooperativa Orensana

En 1959, Eulogio Gómez Franquiera es nombrado gerente de la Unión Territorial de Cooperativas del Campo de Orense (Uteco). Por entonces, su misión era proveer a las cooperativas locales. A finales de los cincuenta, un cambio en la ley permite que las tiendas prescindan de las Utecos.

Es en ese momento, cuando el señor Franqueira, de la mano de la recién creada Caja Rural de Orense y con un acuerdo con la empresa americana Swift, especialista en producciones avícolas, encuentra un nuevo espacio para la Uteco y se pone en marcha el plan de avicultura de carne.

Ya en 1964, la Uteco se deslinda de Swift y construye su primera fábrica de piensos; en 1965 se constituye la Cooperativa Provincial de Productores de Huevos y en 1966 empieza a funcionar un matadero avícola para sacrificar los pollos de sus explotaciones. Piensos, criadero y matadero de pollos y una clasificadora de huevos cierran el círculo del negocio. Los que aún no pertenecen al embrión de Coren piensan que ya ha llegado la hora de dejar de vivir al margen.

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