Vuelven las tensiones entre las cajas de mayor tamaño y las pequeñas
Las cajas grandes y las de menor tamaño volvieron a escenificar ayer un nuevo enfrentamiento. La interpretación de los estatutos de la Asociación de las Cajas de Ahorros para las Relaciones Laborales (Acarl) volvió a poner sobre la mesa las diferencias entre las entidades.
Las diferencias de criterios e intereses entre las cajas de mayor tamaño y las medianas y pequeñas volvió a saltar ayer a escena. La excusa, el papel que tiene que desempeñar la patronal de las cajas de ahorros, Acarl, y, sobre todo, el de su ya ex secretario general, Ricardo Pradas, quien se convirtió ayer en el detonante del conflicto.
Las actuaciones y planteamientos de Pradas siempre han chocado con las cajas grandes, mientras que las más pequeñas han defendido sus funciones (asesoraba de forma particular a varias de ellas). Y ha sido esta posición la que ayer volvió a desatar las diferencias.
El trasfondo del asunto no es nuevo. Desde hace años las cajas de mayor tamaño han reclamado un papel más predominante en la Acarl. Estas entidades siempre han reclamado un mayor peso en la negociación colectiva, de acuerdo con su tamaño. Este enfrentamiento tuvo su punto álgido hace dos años, cuando La Caixa, Caja Madrid y Caixa Catalunya amenazaron con abandonar la patronal.
Al final, todo se logro solucionar, por lo menos sobre el papel. Se modificaron los estatutos y se optó por la fórmula del voto ponderado, en vez de una caja un voto.
Además, se crearon tres áreas: una de asesoría jurídica, otra de negociación colectiva y otra de prevención de riesgos laborales, con lo que se pretendía dar mayor agilidad a la patronal y que, a excepción de la negociación colectiva, sería cada caja la que decidiese, según sus necesidades, el uso de las dos divisiones restantes.
Ricardo Pradas
Aún quedaba un fleco. El papel de Ricardo Pradas en la Acarl. Esta asociación celebró ayer una asamblea en la que se sometió a votación "la desvinculación" de Pradas de la Acarl, una vez que éste, según señalan algunas cajas, aceptase abandonar la patronal, dado el nivel de enfrentamiento surgido nuevamente entre los dos grupos.
De las 42 cajas presentes en la votación, un grupo de 25 (entre las que se estaban las andaluzas, las de Castilla-La Mancha, Murcia, Asturias, Cantabria, Extremadura, Galicia, Navarra y las de Castilla y León -a excepción de Caja España-) votaron en contra de esta fórmula de salida de Pradas, al considerar que era un cese. El resto, 14 entidades (todas las catalanas, Caja Madrid, Ibercaja, la CAM y Bancaja) votaron, lo que según ellas era el pacto alcanzado hacía unos días, que Pradas dejase sus cargos. Otras tres entidades, entre ellas la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), decidieron abstenerse. Sólo las cajas vascas no están representadas en la Acarl.
Pero el grupo mayoritario en número pero no en voto ponderado, dado su menor tamaño, amenazó con impugnar la votación al considerar que para cesar a Pradas se necesitaban dos tercios de los votos, y el grupo de las grandes sumaban el 65%.
El resultado de la votación ha vuelto a encrespar el ambiente entre las cajas. Todos recordaban lo ocurrido hace menos de un año en el sector, que quedo dividido en lo que hasta entonces era uno de sus principales baluartes, las tarjetas de pago. De momento, ninguna caja ha amenazado con abandonar la Acarl. Pero ya surgen opiniones en favor de que se creen dos plataformas distintas de cajas para negociar los convenios y todo lo concerniente a las relaciones laborales.
Pero mientras se llega a una solución, unas cajas aseguran que "todo es un problema de amiguismo y protagonismo" y otro grupo, por su parte, se queja del nulo papel de la CECA en este conflicto, aunque reconocen que las relaciones con la Acarl no es competencia de la CECA.
Otras fuentes aseguran que unos días antes la CECA intentó mediar en el conflicto y llegó a arrancar un pacto entre ambas partes.