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GUERRA AL TERRORISMO

Las Bolsas mantienen la calma el día después de la ofensiva de EE UU

Calma tensa, pero calma, que es lo importante, al cierre de los operaciones en los mercados financieros europeos. El momento más delicado del día se vivió tras la noticia del accidente aéreo en Milán, porque algunos inversores y observadores creyeron en ese momento que se trataba de un nuevo atentado terrorista, que volvía a complicar las considerablemente.

Esa misma situación de calma tensa, sin volatilidades ni grandes aspavientos, se daba en el periodo de coincidencia operativa de las Bolsas europeas con las estadounidenses. Estas vivieron una jornada especial, semifestiva, con gran parte de las entidades financieras cerradas y, también, de los mercados de bonos (se celebró el Columbus Day). Los bonos, como hecho destacado, tienen desde siempre un fuerte impacto en los mercados financieros de Estados Unidos.

Operadores, inversores y analistas coincidían en que lo mejor del día después del inicio de los ataques de Estados Unidos y sus aliados contra posiciones afganas fueron los resultados de cierre. La Bolsa española subió el 0,43%; la francesa, el 0,18%; la italiana el 1,74%, mientras la alemana e inglesa cerraron con escasas variaciones.

Estos resultados pausados no deben ocultar, sin embargo, las escenas de nervios y cierto pánico vendedor que se registraron a la hora de abrir las puertas las Bolsas europeas. En ese momento, se conocieron las primeras noticias, siempre urgentes, del accidente aéreo en Milán. Fue el peor tramo del día al caer el Ibex un 3,39%. Muchos valores quedaron suspendidos por las ya famosas subastas de volatilidad y fueron abundantes los recortes superiores al 4% en las empresas emblemáticas, como los grandes bancos y Telefónica.

Una vez desmentido por las autoridades italianas el supuesto ataque terrorista, los índices fueron recomponiendo lentamente su estructura para dejarse llevar, como ya es habitual, por los movimientos de los mercados estadounidenses.

En el periodo de coincidencia operativa, el Dow Jones avanzaba con discreción, después de abrir con un ligero retroceso, y el Nasdaq mejoraba cerca del 1%. Los expertos señalaron que lo importante no era la cuantía de las subidas o caídas sino el hecho de que la crispación y el nerviosismo que algunos agitadores habían pronosticado no se había producido. "El inicio de los ataques contra Afganistán ha servido para despejar incertidumbres, aunque ahora el temor esté en las represalias de los terroristas. Pero la incertidumbre primera ha desaparecido", dijo un operador.

Volumen discreto

Esta situación de calma tensa quedó reflejada ayer en los mercados con los bajos volúmenes de negocio manejados. El mercado continuo hizo operaciones por importe de 1.328 millones de euros, cifra muy por debajo de los promedios de las últimas jornadas, que se han situado en el entorno de los 1.750 millones de euros.

El resto de los mercados organizados no fue ajeno a esta situación. Las divisas reflejaron movimientos muy cortos, sin apenas oscilaciones en la paridad dólar/euro, que quedaba en los 0,9176 euros por dólar al cierre de la jornada.

Una situación similar se dio en la evolución del precio del barril del petróleo, que se situó en los 21,77 dólares al cierre de la sesión en Europa, con mínimo avance de 0,14 dólares con respecto al día anterior.

"Los mercados se moverán en los próximos días al compás de las nuevas acciones bélicas y de las noticias del conflicto. Hoy (por ayer) hemos visto que los especuladores se muestran muy sensibles ante cualquier acontecimiento o accidente, porque de manera automática se relaciona con atentados terroristas. Una situación que provoca gran volatilidad en los mercados. Lo mejor es, no obstante, que el pánico vendedor, al menos por ahora, ha desaparecido", dice el analista jefe de una firma de Bolsa.

 

Los futuros marcan la pauta

El inversor final no existe. Ni compra, ni vende. No hay escenas de pánico, pero tampoco ansias por entrar en un mercado que registra un varapalo sustancial.

Los especialistas en arbitraje, las firmas de Bolsa que operan por cuenta propia, los expertos en operaciones intradía a través de programas asistidos por ordenador y los más voraces especuladores a corto plazo son los dueños de los mercados de acciones en el mundo, porque las grandes instituciones sólo actúan en momentos muy concretos.

Las reglas de juego, por tanto, han cambiado. Adivinar tendencias es misión imposible, porque abundan los movimientos rápidos, con plazos nunca superiores a un día. En la actualidad, los mercados cuentan con mecanismos que hacen posible situarse al alza o a la baja en cuestión de segundos.

El seguimiento de los futuros resulta, en esta diabólica tendencia, de vital importancia, porque son los que, en teoría, avanzan las posiciones inmediatas.

El futuro del S&P vuelve ser clave en la actual coyuntura. Ayer marcó la pauta y hoy volverá a suceder lo mismo.

 

El resultado de las firmas de Bolsa cae un 44% antes de la crisis

Las firmas de Bolsa viven horas bajas. No hay excepciones. En Estados Unidos septiembre pasará a los anales de la historia, en términos puramente bursátiles, porque no registró ninguna colocación ni salida a Bolsa de empresa alguna.

El deterioro de la situación ya se verificó, sin embargo, en meses anteriores. En el ca-so español, las empresas de servicios de inversión registradas por la CNMV consiguieron entre enero y agosto un beneficio de 42.670 millones de pesetas, lo que supone una caída del 43,8% respecto a los casi 75.000 millones de los ocho primeros meses de 2000.

Según el último informe de la división de desarrollo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, las sociedades bursátiles -las que pueden operar por sí mismas y por cuenta de terceros- acumularon la mayor parte de los beneficios, con algo más de 40.350 millones de pesetas entre enero y agosto.

Por su parte, las agencias de valores -empresas que sólo pueden operar por orden de terceros y nunca en nombre propio- obtuvieron en los ocho primeros meses de 2001 unos resultados de 2.320 millones de pesetas.

En la cuenta de pérdidas y ganancias de las firmas registradas por la CNMV (tanto sociedades como agencias), los ingresos ordinarios sufrieron una reducción próxima al 40% respecto a los obtenidos entre enero y agosto de 2000, hasta situarse en los 491.868 millones de pesetas.

Los costes ordinarios también experimentaron una reducción drástica, del 35,24%, para situarse en los 390.225 millones de pesetas, según la CNMV.

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