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CRISIS MUNDIAL

Los países del G-7 aplicarán contra la recesión recetas diferentes

Los ministros economía del G-7 (EE UU, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá) reconocieron este sábado que la ofensiva terrorista contra EE UU "puede retrasar" la reactivación de sus economías y se mostraron "fuertemente comprometidos a adoptar medidas para aumentar el crecimiento económico y preservar la salud de nuestros mercados financieros".

Pese al compromiso verbal no hubo "plan de acción común" contra la crisis como el que pidió el viernes el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Horst Köhler.

Los ministros quisieron reforzar la imagen de unidad con una rueda de prensa conjunta en Washington DC que se sale totalmente de lo habitual. Pero las declaraciones que hicieron antes y después de la reunión pusieron en evidencia que cada país seguirá aplicando las recetas que se ajusten mejor a su situación económica.

El comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea (UE), Pedro Solbes, declaró a Efe que "las posiciones de cada país en política bancaria y fiscal son distintas, y no se puede ir hacia un modelo común". Es decir, que los países tendrán "margen de maniobra" para definir sus recetas económicas.

Posiciones distantes

El secretario del Tesoro de EE UU, Paul O'Neill, estaba a favor de un plan de choque coordinado como el propuesto por Köhler, que incluyera recortes de impuestos y aumentos del gasto público.

Pero Japón (que atraviesa su cuarta recesión en 10 años) apenas tiene margen de maniobra. Y los países de la Unión Europea no están dispuestos a aplicar medidas de estímulo tan ambiciosas como las de Estados Unidos.

La Reserva Federal ha bajado los tipos interbancarios del 6,5% al 2,5% en lo que va de año y los expertos creen que seguirá recortándolos. Además, el Congreso estudia medidas de estímulo que pueden alcanzar los 130.000 millones de dólares (más de 23 billones de pesetas).

Ello seguramente colocará el presupuesto en situación deficitaria, pero la Casa Blanca y los miembros del Congreso creen que es un precio que merece la pena pagar para eludir o amortiguar una recesión que casi todos los economistas privados creen inevitable.

La situación en Europa es muy distinta. Las previsiones económicas han sido recortadas pero nadie augura un crecimiento negativo. Ernst Welteke, miembro del consejo del Banco Central Europeo (BCE), dijo justo antes de que empezara la reunión que no cree que vaya a haber "recesión en el mundo, en la Zona Euro o en Alemania".

Y el presidente del BCE, Wim Duisenberg, dijo que el nivel actual de tipos de interés en la Zona Euro parece "consistente con el objetivo de mantener estabilidad de precios a corto plazo", con lo cual prácticamente descartó que vayan a bajarlos en su próxima reunión. En consecuencia, Wim Duisenberg cree que "hay motivos para confiar en que la desaceleración de la Zona Euro será de corta duración".

Además, los países de la Unión Europea están sujetos al Pacto de Estabilidad y Crecimiento de 1997, que les impide tener déficits presupuestarios superiores al 3%.

El ministro alemán de finanzas, Hans Eichel, dijo que la rueda de prensa conjunta de los ministros estaba cargada de "simbolismo" y reflejaba "lo estrecha que es nuestra cooperación y nuestra forma de pensar".

Pero justo antes de la reunión había dicho que un plan de estímulo fiscal como el apoyado por EE UU no tiene sentido en Europa: "si nos apartamos del pacto de estabilidad nuestra credibilidad sufrirá daños" y "la mejor forma en que pueden ayudar los gobiernos europeos es controlando sus finanzas públicas para permitir que el Banco Central Europeo pueda volver a bajar los tipos de interés".

Aunque no hubo acuerdo para un plan de choque coordinado, los ministros mantuvieron una retórica optimista en el comunicado.

El documento destaca que los países del G-7 ya "han adoptado acciones decididas para impulsar una recuperación robusta" y "confían en las perspectivas futuras". Por ahora seguirán "vigilando" la evolución de las divisas, pero Japón confirmó que no se discutió la posibilidad de intervenciones conjuntas para frenar el yen.

Mensaje optimista

O'Neill no consiguió lo que buscaba, pero eso no impidió que cerrara el encuentro con un mensaje de optimismo: "Las medidas adoptadas por EE UU, junto con los pasos dados por los socios del G-7, reforzarán pronto el crecimiento global", declaró.

De cara a futuro, el G-7 mantuvo su recomendación a favor de "una mayor integración económica global" y una nueva ronda de negociaciones en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Pero los ministros prometieron tomar medidas para garantizar que "todos los países se beneficien de esta integración".

 

Frente unificado en la lucha contra el terrorismo

Los miembros del G-7 mostraron un frente mucho más unido en la estrategia contra el terrorismo que en la lucha contra la amenaza de recesión.

El comunicado final dice que los países más desarrollados se mantendrán "unidos en su compromiso para rastrear e interceptar vigorosamente los activos de los terroristas, y para perseguir a los individuos y países sospechosos de financiar el terrorismo". Además vino acompañado de un "plan de acción para combatir la financiación del terrorismo" que promete una "aplicación más vigorosa de las sanciones internacionales".

Los ministros anunciaron que el Grupo de Acción Financiera contra el Lavado de Dinero se reunirá en Washington los días 29 y 30 de octubre para debatir medidas específicas de lucha contra el terrorismo.

Este grupo de acción fue creado para luchar contra el blanqueo de dinero de organizaciones criminales, una actividad que mueve unos 1,5 billones de dólares al año.

El G-7 ya se había comprometido a rastrear y congelar los fondos de supuestos terroristas. Este fin de semana, sus ministros aprovecharon la reunión de Washington para reforzar este compromiso con duras declaraciones contra el terrorismo.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ordenó hace días la congelación de los activos financieros de una treintena de individuos y organismos a los que considera sospechosos de cometer actividades terroristas o de financiarlas.

Además, el presidente George Bush exigió a los bancos del resto del mundo que adoptaran una medida similar. Si no lo hacen, dijo, "el Departamento del Tesoro tiene potestad para congelar los activos de dichos bancos en EE UU".

A esa lista seguirá pronto otra que está elaborando el Departamento del Tesoro y que se espera que incluya entre 24 y 27 nombres más.

 

Apoyo para los países

en vías

de desarrollo más dañados

Los ministros de economía del Grupo de los Siete reunidos el pasado fin de semana en Washington reconocen en su comunicado final que "las economías emergentes y los países en desarrollo han sentido los efectos de la desaceleración registrada en nuestras economías y pueden verse afectados por la incertidumbre provocada como consecuencia de los ataques perpetrados contra Estados Unidos".

Las perspectivas de crecimiento económico para los países menos desarrollados "pueden verse dañadas" por los últimos acontecimientos, señala el documento. Y el club de los países más ricos se comprometió este fin de semana a "dar los pasos necesarios para mitigar ese impacto".

El comunicado anota que "los países afectados adversamente por los recientes acontecimientos deben crear las condiciones para un crecimiento económico fuerte y flujos de capital privado sostenidos". Si lo hacen, "los organismos internacionales están listos para prestar ayuda".

Alivio para Argentina

El director gerente del Fondo Monetario Internacional, Horst Köhler, ya dijo el pasado viernes que, si fuese necesario, este organismo está dispuesto a dar nuevas ayudas a países emergentes que atraviesen dificultades como consecuencia de los ataques producidos contra las Torres Gemelas y el Pentágono.

Su mensaje fue recibido con gran alivio por los inversores argentinos. Nada más publicarse el comunicado de Köhler, el riesgo-país de Argentina cayó casi 100 puntos.

Los ministros del Grupo de los Siete también se refirieron a la situación de Rusia, un país considerado crítico en la "coalición mundial contra el terrorismo", tanto desde el punto de vista político-militar como desde el económico-financiero.

El comunicado final "saluda el continuado crecimiento económico" de Rusia, sus "progresos en el proceso de reformas" y su "ratificación de una nueva legislación contra el blanqueo de dinero".

El Grupo de los países más ricos confía en que este país consiga "progresos adicionales en el sector financiero y mejore el clima de inversión para ayudar a sostener el crecimiento" económico.

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