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CRISIS MUNDIAL/AMæpermil;RICA LATINA

El desplome de los ingresos pone en duda el plan fiscal de Argentina

Pese a que la debilidad de los indicadores de gasto personal y actividad industrial anticipaba una caída de los ingresos fiscales en septiembre, el retroceso finalmente registrado superó las previsiones más pesimistas. En ese mes los ingresos mostraron un retroceso interanual del 14%, principalmente por la caída de los ingresos por IVA. Si se excluyese la recaudación del impuesto sobre depósitos bancarios la caída interanual superaría el 23%, situando los ingresos fiscales en los mínimos del actual Gobierno.

El modesto superávit que se registró en agosto podría compensar la debilidad de los ingresos de septiembre, asegurando, prácticamente, la consecución del déficit cero. No obstante, la baja recaudación del mes pasado dificulta en gran medida el cumplimiento de las metas fiscales pactadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el conjunto del año.

De hecho, la ausencia de señales que apunten a cierta recuperación de la actividad, unido a la debilidad de los ingresos, ha obligado a revisar a la baja las previsiones de recaudación tributaria en el último trimestre del año. Ya casi nadie apuesta por que se cumpla la meta de déficit cero y las previsiones apuntan a que en el acumulado del tercer trimestre el déficit se sitúe en torno a 1.800 millones de dólares (1.962 millones de euros). Para disminuir, en lo posible, este desequilibrio el Gobierno debe recortar aun más su nivel de gasto y dado que mayores reducciones de salarios y pensiones son políticamente irrealizables, será necesario instrumentar otras iniciativas.

Así, podría recurrir a reducir significativamente las transferencias a las provincias, con un ahorro cercano a los 700 millones de dólares (763 millones de euros). Esta fórmula ya se puso en práctica en agosto, cuando de los 260 millones de dólares (283,4 millones de euros) que correspondía transferir, se hicieron efectivos algo menos del 70%. Asimismo, es bastante probable que intensifiquen los esfuerzos para acelerar los pagos por impuestos atrasados, lo que podría liberar unos 500 millones de dólares (545 millones de euros) en el último cuarto del año. Aún así, es bastante probable que Argentina tenga que negociar con el FMI algún aplazamiento en el cumplimiento de sus metas.

La grave situación hace inminente que Argentina presente las condiciones de un canje de deuda. El objetivo principal sería reducir el pago de intereses, sobre todo en 2002, lo que representa una novedad respecto a canjes anteriores que buscaban reducir las necesidades de financiación a corto plazo.

El Gobierno podría aprovechar que actualmente los títulos están muy baratos, ya que con un bono garantizado se podrían recomprar más títulos a valor nominal, con lo que el efecto sobre los intereses sería mayor. Esta operación deberá llevar asociado un volumen suficiente de fondos como garantía. Estas garantías serán determinantes a la hora de obtener una calificación crediticia para los nuevos bonos superior a la de la deuda soberana, lo que reduciría sensiblemente el coste asociado a estas referencias.

Aunque la operación de canje se realice con éxito, las perspectivas a medio plazo para el conjunto de América Latina no son demasiado halagüeñas. En el contexto actual se producirá un descenso en las entrada de capital extranjero en concepto de inversión y la única posibilidad para obtener fondos del exterior es la de recurrir al endeudamiento directo, dificultada por la aversión al riesgo existente. Así pues, la única salida que queda es la de aplicar políticas restrictivas de gasto, lo que intensificaría la desaceleración que muestra el área.

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