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Las cajas de ahorros ponen freno al ritmo de apertura de oficinas

Las cajas de ahorros empiezan a moderar su ímpetu expansionista. En los seis primeros meses del año, limitaron a 215 el número de aperturas de sucursales, menos de la mitad de las que abrieron en el mismo periodo de 2000. Las inauguraciones de las cajas no compensan los cierres de sucursales bancarias, con lo que, por segundo año consecutivo, se reducirá la red global de oficinas de las entidades de depósito.

La red global de oficinas de las entidades de depósito ascendía a 38.813 al finalizar el mes de junio, 154 menos que en diciembre de 2000. El año pasado fue el primero de la historia del sector en que se redujo el número total de sucursales. Y es que, por primera vez desde que empezó el repliegue de los bancos, fue mayor el número de cierres que de aperturas en el sector.

De hecho, desaparecieron 1.095 sucursales bancarias mientras las cajas abrieron 931. Un año antes, los bancos cerraron 545, pero las cajas compensaron con 755 inauguraciones. No en vano, desde que en 1998 la red de estas entidades superó a la de los bancos, han sostenido casi en exclusiva el aumento de las sucursales repartidas por España, convertida en uno de los países más bancarizados de Europa.

La diferencia será mayor este año, en que las cajas moderan visiblemente sus inauguraciones y se mantiene la inercia de cierres en los bancos.

En concreto, las últimas estadísticas del Banco de España revelan que en los seis primeros meses los bancos cerraron 434 oficinas, mientras que las cajas abrieron 215, menos de la mitad de las que inauguraron en el mismo periodo del 2000. Entonces la relación fue de 481 cierres frente a 522 aperturas.

Tras varios años de fuerte expansión, en los que han arañado una buena cuota de negocio a los bancos, las cajas empiezan a tener más dificultades para rentabilizar las oficinas, máxime en un contexto de desaceleración económica que hace más difícil captar negocio. Además, ven limitada su expansión nacional y canales de distribución alternativos, como Internet o el teléfono, aunque muy lentamente, van haciendo mella (ver apoyo).

Los planes de aperturas de las dos mayores, La Caixa y Caja Madrid, nada tienen que ver con los de hace uno o dos años. Sólo en 2000, La Caixa abrió 225 oficinas, más de las que ha estrenado todo el sector (48 entidades) en el primer semestre.

Caja Madrid, que fue mucho más agresiva en 2000 que en 1999, también ha variado su estrategia e incluso tiene previsto un plan para especializar las 829 oficinas con que cuenta fuera de Madrid para obtener mayor rentabilidad y aprovechar la red de la aseguradora Mapfre para vender productos del banco sin necesidad de abrir nuevas sucursales.

En algunas comunidades autónomas, está por ver cómo afectarán los procesos de fusión pendientes en la plantilla y en el número de oficinas.

El gran salto para las cajas se produjo a raíz del decreto de 1988, que suprimía las restricciones a su crecimiento. A partir de entonces, elaboraron planes de expansión más allá de sus territorios de origen, en donde encontraban topada su cuota de mercado. La mayoría apostó por un modelo de expansión que adoptó el nombre de balsa de aceite, consistente en dirigirse primero hacia las regiones más cercanas a su zona original y desde allí irse extendiendo por toda España. Otras concentraron sus esfuerzos en zonas con más volumen de negocio, como Madrid o zonas turísticas.

Mientras tanto, los bancos se replegaban como consecuencia de las dos megafusiones y su política de ajuste del gasto.

Además, su apuesta por canales de distribución alternativos a las oficinas tradicionales ha sido mucho más clara que en las cajas, que llevan muy a gala su política de proximidad con el cliente.

 

El trato cara a cara es el preferido

La comunicación cara a cara con el cliente continúa siendo la mejor forma de generar nuevas ventas, y las oficinas, el canal preferido por los usuarios de banca, según un estudio realizado por Cap Gemini Ernst & Young. El mismo revela que todavía el 80% de las nuevas cuentas se abren en oficinas "físicas" y prevé que en el año 2004 todavía un 60% de las ventas de productos bancarios se sigan realizando en las sucursales físicas. No obstante, cambiarán su concepto y se modernizarán para adoptar un aspecto más de tienda financiera, según la consultora.

El comercio electrónico no ha conseguido, por tanto, cambiar el sector financiero de forma tan radical como se preveía inicialmente. De hecho, los ahorros de costes no se han producido en la magnitud que se esperaba. Las entidades prevén un ahorro de costes de sólo el 3% para este año por el uso de Internet. Hace tres años se llegó a hablar de un ahorro hasta del 8%. Lo cierto es que las malas experiencias con servicios on line han perjudicado mucho su desarrollo y la mayoría de las empresas de servicios financieros se piensan dos veces la viabilidad del proyecto, la aceptación por parte de los clientes o el coste de desarrollo antes de utilizar el comercio electrónico.

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