La larga caída del último monopolio de Telefónica
Han transcurrido casi nueve meses desde que el Gobierno liberalizó sobre el papel el último monopolio de Telefónica y los usuarios todavía no tienen ninguna prueba de ello, más allá de las declaraciones encontradas de los protagonistas en el proceso. Porque la apertura del bucle local, el acceso directo al abonado, la posibilidad real de desvincularse completamente de Telefónica, sigue siendo una realidad fuera del alcance del común de los abonados.
La responsabilidad, con todo, no es tanto de los operadores implicados en el proceso, como de una regulación que llegó tarde y que se ha ido adaptando a la realidad a posteriori y de una complejidad técnica que requiere meses de pruebas. Pero a pie de calle, los dos frentes encontrados formados por Telefónica y los nuevos operadores que pretenden romper definitivamente el monopolio se han enzarzado en una batalla en la que cada uno acusa al otro de ser el responsable del retraso.
En este ambiente de confrontación, Telefónica anunció el lunes que la liberalización ya es un hecho, sobre la base de una central, la de Delicias en Madrid, que ya está siendo utilizada por uno de sus competidores para dar servicio a los clientes. Un día después, ayer, Grapes Comunitel dio un paso al frente y se señaló como el único rival que ha roto el monopolio. "No es todavía la liberalización efectiva, pero sí es efectivo el comienzo de la liberalización", aseguró su consejero delegado, Antonio Portela.
Y estos dos acontecimientos han puesto al resto del sector en pie de guerra. "La apertura efectiva del bucle no se producirá, en el mejor de los casos, hasta finales del próximos mes de noviembre", responde, tajante, la patronal de las operadoras, Astel. En la misma línea se han manifestado Retevisión y Uni2.
Pasos por recorrer
Por primera vez en mucho tiempo, ambos frentes tienen parte de razón. Comunitel ha roto en la práctica el último monopolio de Telefónica, pero ha sido el único capaz de hacerlo porque su estructura le permite saltarse el paso de conectar su red con la del ex monopolio, ya que utiliza capacidad alquilada. Retevisión, Uni2 y Jazztel sí tienen red propia, con lo que no pueden echar a andar con lo que ahora está disponible.
Además, la apertura del bucle se ha realizado sólo en una central, frente a las más de 900 que han sido solicitadas por los competidores de Telefónica. Y lo cierto es que Comunitel tiene cuatro clientes de bucle local, frente a los más de 17 millones de abonados al ex monopolio que hay en España.
Con estos precedentes, para que los usuarios puedan elegir libremente su proveedor de bucle local quedan, como mínimo, los dos meses a los que hace referencia Astel. En primer lugar, porque en muchas centrales no existen todavía las denominadas salas de operadores, el lugar donde los competidores de Telefónica instalan sus equipos. Y, en segundo, porque falta por determinar el proceso de entrega de señal desde estas salas a las redes de los operadores.
Si todo va bien, dentro de dos meses los operadores podrán empezar a comercializar sus servicios, "con siete meses de retraso respecto a la fecha inicialmente prevista", puntualiza Astel. Y es que la apertura del bucle local ha sido un proceso complicado, con varias mediaciones de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) incluidas y que se ha producido en un momento de crisis en el sector. Porque la competencia en acceso directo al abonado es cara y muchos operadores no han podido hacer frente a los precios exigidos por Telefónica.
æpermil;sta fue la argumentación de las primeras compañías que se dieron de baja en el proceso. Sin embargo, la CMT medió en el conflicto, fijó unos precios 10 veces menores y el número de interesados en abrir el mercado a la competencia siguió cayendo. Cuando se abrió el proceso, 19 operadores solicitaron a Telefónica compartir sus centrales para dar telefonía de acceso directo. En sólo tres meses salieron de la lista empresas tan representativas como Airtel y Ola Internet. Ayer, sólo cuatro compañías seguían interesadas.
Según los cálculos de Comunitel, cada cliente de bucle local requiere entre 300.000 y medio millón de pesetas de inversión previa y se necesita respaldo financiero y un plan de negocio muy determinado para rentabilizarlo.