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Los bancos de inversión discrepan sobre las perspectivas económicas

Mientras los bancos centrales de todo el mundo no cesan de inyectar liquidez en el sistema financiero, los analistas de las principales casas de inversión y calificadoras crediticias comienzan a delinear las perspectivas de la economía mundial tras los atentados terroristas en Estados Unidos. Standard and Poor's y Crédit Suisse First Boston (CSFB) han elaborados dos visiones opuestas sobre los efectos de esos ataques sobre la producción y el consumo.

La firma de calificaciones financieras Standard & Poor's afirmó ayer que no prevé que los atentados de hace dos días contra el World Trade Center y el Pentágono vayan a tener un impacto adverso en la economía mundial en el largo plazo.

"Nuestros analistas económicos, financieros y de deuda siguen evaluando la situación y estamos convencidos de que esto no tendrá un impacto negativo duradero en los mercados financieros globales", dijo el presidente de S & P, Leo O'Neill.

Sin embargo, la escueta declaración realizada por O'Neill a través de un comunicado de prensa no esboza ninguna opinión o análisis detallado, y tampoco se pronuncia sobre el impacto de los atentados en el corto plazo.

En un trabajo más detallado, los expertos del Crédit Suisse explican que los trágicos hechos del pasado martes afectarán de manera inevitable y negativa a las economías estadounidense e internacional. Si bien pronostican que la Reserva Federal y otros bancos centrales cuidarán el buen funcionamiento de los mercados financieros a través de una fuerte inyección de fondos líquidos, no creen que esto alcance para frenar una caída económica.

"Esto [la mayor liquidez] debería prevenir un colapso financiero y minimizar los riesgos de una caída de las instituciones financieras por problemas de liquidez", señala el CSFB al comienzo de un trabajo difundido ayer en todo el mundo.

Sin embargo, los analistas reconocen que la intervención de los bancos centrales no pueden manejar los posicionamientos financieros de los operadores como producto de la crisis creada.

Asimismo el CSFB destaca que "los ataques se produjeron en el momento en que la perspectiva, tanto de la economía global como la de Estados Unidos, estaba apenas equilibrada entre una recuperación (subyacente) y una profunda desaceleración o incluso recesión". En este contexto, los atentados han sido un golpe muy directo en la vida cotidiana de mucha gente en Estados Unidos y, por tanto, sobre su disposición a gastar. Esto configura un "escenario pesimista" y obliga a seguir detenidamente la evolución del índice de confianza de los consumidores.

CSFB pronostica una reducción en el crecimiento del PIB estadounidense del 3% anualizado en el tercer trimestre y otro 3% en el cuarto trimestre. Ante este hecho, el banco de inversión espera que la Reserva Federal reaccionará con nuevas bajadas de tipos, los cuales, a fin de año, podrían estar por debajo del 3%.

 

El Gobierno español afirma que no variará sus previsiones de crecimiento

Bernardo Díaz. Madrid

El Gobierno español se apresuró ayer a asegurar que no variará sus previsiones macroeconómicas para este año y para el próximo por efecto de los ataques terroristas contra Estados Unidos.

"No tiene sentido estar cambiando todos los días las previsiones", dijo el secretario de Estado de Economía, José Folgado, quien, no obstante, no se atrevió a aventurar las posibles consecuencias sobre la economía mundial. Folgado se limitó a destacar la "reacción adecuada" de las instituciones financieras internacionales -Fondo Monetario Internacional (FMI) y bancos centrales- para asegurar la liquidez necesaria en el mercado.

"Hemos demostrado ser economías plenamente estructuradas, organizadas, que sabemos qué hacer en situaciones como ésta en la que normalmente los mercados demandan grandes cantidades de efectivo", añadió.

Folgado reconoció que la incertidumbre generada por los atentados terroristas se ha producido en un momento "en el que la economía se encuentra en una situación delicada, inmersa en un contexto de desaceleración y de revisión de las previsiones de crecimiento en la mayor parte de los países occidentales". No obstante consideró muy poco probable que se pueda provocar una recesión mundial por ello. "Los principales organismos ya han adelantado que los efectos a largo plazo serán muy reducidos", dijo, sin precisar más.

Confianza

El Ministerio de Economía quiere lanzar de esta forma un mensaje de confianza, en sintonía con el resto de Gobiernos de la Unión Europea (UE). El problema es que este mensaje llega justo cuando Alemania y Francia ya han anunciado que van a revisar a la baja sus proyecciones macroeconómicas, debido a la desaceleración que vive la unión monetaria. El propio Gobierno español ya ha rebajado en dos ocasiones este año sus estimaciones iniciales. Economía confía en que este año el PIB español crezca un 3%, en torno a un punto por encima de la media comunitaria, y el próximo ejercicio se sitúe en el 2,9%.

El Ministerio de Hacienda por su parte, apuesta por que se alcance ya el equilibrio presupuestario en 2001 (algo que discuten los expertos), a pesar de la desaceleración de los ingresos tributarios.

 

El Banco de Japón cree que las posibilidades de recuperación se agotan

El Banco de Japón reconoció ayer que cada vez tiene menos margen de maniobra para impulsar la recuperación de la segunda economía mundial, en crisis desde hace más de una década y a un paso de la recesión.

"Estamos agotando todas las opciones", reconoció ayer Toshio Miki, uno de los miembros del consejo del banco central nipón. Las declaraciones del Ejecutivo coincidieron con la publicación del informe mensual del Gobierno, que constata la gravedad de la crisis que atraviesa el país. "El gasto de los consumidores permanece estancado y las exportaciones y la producción industrial han caído sustancialmente".

El informe fue elaborado antes de los espectaculares atentados que el pasado martes asolaron Nueva York y Washington. Las autoridades niponas reconocieron ayer que su principal preocupación es el efecto que los ataques terroristas puedan producir en las Bolsas y en los precios del petróleo. La demanda media de crudo de Japón es de 5,52 millones de barriles al día, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), y el archipiélago asiático importa casi todo el crudo que consume. Aunque los precios del crudo se dispararon inicialmente, las llamadas a la calma de la AIE y de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) han logrado que permanezca estable. El brent cotiza ayer a 28 dólares por barril, después de haber rozado los 32 dólares el martes.

En cualquier caso, los inversores empiezan a perder la paciencia con el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi. Los analistas ya no confían en su capacidad para impulsar las reformas y se preparan para lo peor. "El deterioro de la situación en los próximos meses es inevitable", afirmó ayer un analista de JP Morgan Asia. La economía japonesa se contrajo un 0,8% en el segundo trimestre de este año y el paro llegó al récord del 5%. La crisis de EE UU, el gran socio comercial de Japón, puede llevar al abismo al país oriental.

 

El sureste asiático teme una caída generalizada de sus exportaciones

Los economistas del Banco Asiático de Desarrollo (BAD) anunciaron ayer que la entidad rebajará sus previsiones de crecimiento para el sureste asiático en su próximo informe de octubre.

V. N. Gananathurai, economista del banco, explicó que los atentados contra EE UU provocarán una crisis en la demanda de productos de alta tecnología, principal valor de la región, que retrasará la recuperación de los países asiáticos "durante varios trimestres".

En mayo, el BAD ya pronosticó un crecimiento medio de las naciones asiáticas industrializadas (Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwan) del 4,3%, frente al 8,4% de 2000. Ahora, la reducción puede acercarse al crecimiento cero.

La desaceleración económica internacional ya había repercutido en las frágiles economías de la región, que aún soportan las secuelas de la crisis de 1997-1998. Antes de los atentados, la evolución de las economías ya era preocupante. Singapur está en retroceso y Taiwan camina ha-cia la primera recesión de su historia. La isla soporta desde hace meses la sangría de empleos e industrias, que se trasladan a China, donde los costes de producción son mucho más baratos. La inestabilidad política que estos meses se ha vivido en Tailandia e Indonesia tampoco ha ayudado a aliviar la situación.

Aún hay un hueco para la esperanza. El BAD pronostica unas tasas de ahorro del 50% del PIB, que ayudarán a la recuperación de Asia. "Las economías de la región se recuperarán mucho más rápido que las de Latinoamérica, en cuanto EE UU empiece a salir adelante", pronosticó Gananathurai.

Los que según el BAD se salvarán de la quema son India y China, con unas economías menos dependientes de EE UU. India crecerá este año un 6,2% y un 7% en 2002, el año pasado el PIB aumentó un 6%. El crecimiento chino se aminorará hasta el 7,3% este año, frente al 8% de 2000, mientras que en 2002 el PIB crecerá el 7,5%.

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