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ANDALUCÍA

El turismo rural busca sus estrellas

José Miguel Muñoz Granada La oferta de turismo rural en Andalucía se prepara para afrontar una profunda renovación. Los pequeños establecimientos que ofrecen alojamiento fuera de los habituales circuitos turísticos urbanos o costeros se han multiplicado en la última década y han conformado una oferta turística complementaria con la de sol y playa. Ahora se trata de regular la explosión de estos alojamientos y, sobre todo, de "establecer unos mínimos de calidad", según Klaus Ehrlich, gerente de la patronal andaluza del sector, la RAAR (Red Andaluza de Alojamientos Rurales).

En Andalucía operaban en junio pasado unos 750 establecimientos de turismo rural reglados. "La oferta total puede ser 10 veces mayor, pero se trata de economía sumergida y la gran mayoría de establecimientos no se puede catalogar dentro del turismo rural porque son casas particulares que alquilan habitaciones o similares", explica el gerente de la RAAR.

La evolución de la patronal andaluza es un buen ejemplo del desarrollo de este segmento turístico en la región. La RAAR se constituyó hace 10 años con siete socios y 24 alojamientos. En junio de este año los establecimien-tos ascendían a 482, pertenecientes a 290 socios. Representan a más del 60% de los alojamientos reglados.

Se trata de una actividad de carácter, fundamentalmente, familiar, y habitualmente complementaria a la principal de sus titulares. Está conformada por viviendas unifamiliares, cortijos-cámping, pequeños hoteles, albergues o incluso viviendas compartidas por el titular y con estancias comunes.

Crecimiento sostenido

En estos últimos 10 años, la oferta se ha ido incrementando en torno a un 20% o 25% anual, pero el gerente de la RAAR vaticina que entre este ejercicio y el siguiente el número de establecimientos reglados puede "fácilmente duplicarse, pues van a entrar en funcionamiento numerosos establecimientos acogidos a los planes Leader y Proder, subvencionados por la Unión Europea, que terminan en estos meses, estima.

Sin embargo, la oferta aún está lejos de llegar a un punto de saturación. "Estamos a un 15% de lo que se puede considerar como grado de saturación", indica Ehrlich.

Lo que sí se producirá en los próximos meses es una depuración de la oferta existente. El Gobierno andaluz llevará en breves fechas al Parlamento una ley de turismo rural que pretende regular el sector. Una ley que, según la RAAR, ha tenido en cuenta sus estimaciones y que ayudará a incrementar la calidad de los establecimientos.

"La nueva ley concreta los criterios de equipamiento mínimo de los alojamientos, una cuestión anteriormente muy permisiva, en lo relacionado con las condiciones de calefacción, servicios, lo que obligará a los empresarios a mejorar sus instalaciones para no quedarse fue-ra del sector", explica el gerente.

Paralelamente, la propia RAAR está impulsando un plan de calidad para sus establecimientos asociados, que otorga los símbolos de aceitunas a modo de estrellas hoteleras. "Es un plan voluntario para los asociados, con el objetivo de añadirles valor a sus hospedajes, aunque algunos no lo necesitan porque tienen su demanda bien cubierta", dice el directivo.

Aunque durante este verano la ocupación de los hospedajes rurales ha rondado los niveles del turismo de sol y playa, el nivel medio de ocupación apenas llega al 25% durante el conjunto del año.

"En verano se llena todo porque la demanda turística andaluza es, sobre todo, veraniega y vacacional, pero el turismo rural del resto del año todavía no ha salido de la escapada del fin de semana o de los puentes", se lamenta Ehrlich, quien defiende la rentabilidad de este negocio.

Según sus cálculos, los hospedajes rurales tienen una rentabilidad media entre el 7% y el 8% sobre la inversión. Los ingresos por plaza rondan 170.000 pesetas anuales (1.021,7 euros).

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