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Koipe y Coosur ponen en venta el 37% del aceite de oliva español

El aceite de oliva español vuelve a hervir. Después de varios años de tranquilidad accionarial se prepara un otoño revuelto. A la decisión de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) de reactivar la venta de Coosur, se une la desinversión que los nuevos propietarios del grupo italiano Montedison tienen previsto realizar de toda su división agroalimentaria. Esta situación provocará que, en España, Koipe entre en proceso de venta. Sumadas las cuotas de una y otra, en los próximos meses cambiará de manos el 37% del estratégico sector del aceite de oliva español.

El sector aceitero nacional vuelve a estar en el ojo del huracán, aunque esta vez no retorna al protagonismo por presuntas crisis sanitarias.

Dos hechos con muy escasa relación: la puesta en venta por la SEPI de Coosur y la adquisición, por parte de FIAT y de la multinacional eléctrica francesa EDF, del conglomerado industrial italiano Montedison, provoca que actualmente esté en venta el 37% del mercado del aceite de oliva en España. Un bocado extraordinariamente apetitoso para empresas alimentarias de todo el mundo.

Según fuentes del sector consultadas por este periódico, el banco de negocios Schroeders ha recibido ya el encargo de conducir la venta de Coosur. Un proceso que en principio, y de acuerdo con la información que maneja el sector, se articulará a través de una subasta restringida.

La idea de la SEPI es que la compañía quede en manos españolas y para eso tiene previsto invitar a cooperativas aceiteras y empresas del sector a que se agrupen para presentar una oferta ganadora. El problema de Coosur, a la vista de su delicada situación financiera, es la valoración final de la compañía

Medios cercanos a Koipe estiman que Coosur no les aporta nada a su estrategia, ya que, según su opinión, no posee una marca especialmente diferenciada y sólo aportaría una relativa buena posición en el segmento de la marca de distribución. Partiendo de estas afirmaciones, la compañía aceitera no tiene previsto acudir a la compra.

Estrategia

Pero lo que de verdad parece preocupar en el seno del líder aceitero nacional presidido por Adolfo Crespo es la nueva estrategia que inevitablemente les será impuesta desde Italia, donde los nuevos propietarios del grupo Montedison han dejado ver ya públicamente que no están interesados en el sector alimentario. Por tanto, el conglomerado agroalimentario que dependía de Montedison, a través de su filial francesa Eridania Beghin Say, pasa a ser considerado como no estratégico.

Dentro de esta gran corporación, la sociedad que administra los intereses de la multinacional en el sector aceitero, Cereol, puede optar ahora por venderse en su totalidad -además de Koipe gestiona las aceiteras Carapelli y Lesieur- o fragmentarse y buscar los mejores compradores para cada una de las sociedades en cada país.

Sin embargo, todo apunta a que al menos en el caso de Koipe, Montedison está obligada a buscar una solución diferenciada antes del próximo mes de enero.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) exigió a Italenergía el pasado mes de julio que solventara la situación de OPA sobrevenida en Koipe a raíz de su adquisición en Italia de Montedison.

Por ello durante los próximos meses debería producirse o bien una OPA de Montedison sobre la totalidad de Koipe, extremo que, en fuentes cercanas a la aceitera consideran remoto, dado el nulo interés que despierta entre los nuevos propietarios el sector alimentario, o bien llevar a cabo una desinversión de su participación en la aceitera española.

Castigo bursátil

æpermil;sta es la opción con mayores posibilidades de llevarse a cabo. En la actualidad, Koipe, después de varios años de un severísimo castigo bursátil, disfruta de un valor en Bolsa de algo más de 42.000 millones de pesetas. Un precio que sus accionistas consideran "extraordinariamente infravalorado y muy lejos de la verdadera potencialidad de la compañía".

De hecho, la sociedad dispone en la actualidad de más de 23.000 millones de pesetas de liquidez para afrontar procesos de expansión nacionales o internacionales. Si bien es cierto que sus ejecutivos no han sido capaces de encontrar hasta la fecha oportunidades de negocio lo suficientemente atractivas como para invertir esa liquidez.

De hecho, el presidente de la compañía, Adolfo Crespo, se comprometió en la pasada junta general a devolver a sus accionistas este dinero si en un año no encontraban la forma de invertir el dinero.

Indudablemente, y de acuerdo con observadores del sector, no es una buena noticia para los accionistas de una y otra sociedad el hecho de que ambos procesos vayan a coincidir o estén coincidiendo ahora mismo en el tiempo. "El que haya tanta cuota de mercado disponible para comprar no favorece en modo alguno el valor de las acciones, pero sin duda afecta de forma muy negativa a la compañía más débil, en este caso Coosur", indican.

 

Un sector emblemático

Aceite de oliva y política han casado tradicionalmente mal en España. Basta echar un vistazo en las hemerotecas y recordar la batalla que se desencadenó en España entre los sucesivos Gobiernos socialistas y la antigua corporación italiana Ferruzzi por el control de las aceiteras Elosúa y Carbonell, y lo estratégico que llegó a ser para el Ejecutivo presidido por Felipe González que el aceite de oliva estuviese en manos españolas.

Los pactos que finalmente se constituyeron con los accionistas herederos del imperio Ferruzzi -que se desmoronó en medio del proceso italiano contra la mafia y el pago de comisiones conocido como Tangentopoli- lo permitieron así con mayor o menor solidez hasta que llegó al poder el Partido Popular. Loyola de Palacio, cuando estaba en la oposición, defendió a ultranza el carácter estratégico del aceite.

Sentada ya en el Ministerio de Agricultura, sin embargo, dio vía libre a que las empresas estatales vendieran todas sus participaciones en Koipe -ya había absorbido Carbonell y Elosúa, pero el Gobierno tenía reservado un derecho de veto- y se perdió toda capacidad de influencia sobre los italianos en la gestión del aceite de oliva español. De la noche a la mañana todo cambió.

Ahora se abre una inmejorable oportunidad para que el capital español pueda volver a controlar lo que entonces la política perdió.

Los analistas estiman que las principales empresas españolas del sector alimentario estudiarán sin duda la operación. De momento, el envite ha sido recogido ya por la cooperativa azucarera Acor, propietaria en la actualidad de un 10% de Koipe, y el grupo de cajas de ahorro andaluzas -aglutinan algo más del 17,5% del capital-, que han manifestado públicamente su interés y disposición a presentar una oferta formal por la compañía.

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