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El año más negro de Baxter en España

La posible responsabilidad de Baxter en la crisis sanitaria de la diálisis cierra un mal año para la filial española del grupo americano, que está a punto de cerrar su fábrica de Valencia.

Baxter España es noticia por segunda vez en menos de un año, y eso es malo para la filial del líder mundial de soluciones intravenosas -sueros- y hemoderivados. La compañía, presente en España desde 1973, había conseguido pasar inadvertida fuera del sector hospitalario durante casi 30 años, pese a ser líder en su mercado, facturar más de 20.000 millones de pesetas (120,2 millones de euros) y emplear a más de 500 personas.

Sin embargo, la posible responsabilidad de Baxter en la muerte de varias personas sometidas a diálisis con sus productos en varios hospitales ha obligado a la empresa a dar la cara. La filial española ha admitido que su dializador Althane A-18 puede ser una de las causas de los fallecimientos y se enfrenta a una demanda por este hecho y por presunta negligencia de la empresa, que tardó varios días en retirar el producto del mercado.

La retirada se ha extendido a Francia, aunque no se ha generalizado a más países, como ocurrió en febrero de 1994, cuando una solución intravenosa de plasma fabricada por la multinacional infectó de hepatitis C a numerosos pacientes en Europa y América, entre ellos varios españoles. Tanto aquel plasma como el dializador que ahora se señala como probable causa de las muertes procedían de fuera de España, de otras fábricas, pero a efectos de la responsabilidad es lo mismo, ya que la filial es la importadora.

Pero Baxter España y especialmente sus trabajadores recordarán 2001 por algo más que por esta crisis sanitaria. Será el año en el que 236 de ellos se fueron a la calle, con motivo del cierre de la fábrica de Valencia, adquirida en 1973 y que es la más grande de las dos que posee.

La compañía anunció en septiembre de 2000 la reorganización de la producción en Europa y el cierre de esta planta. En enero llegó a un acuerdo con los trabajadores para cesar la actividad a finales de año e indemnizar a los 236 afectados con unos 2.000 millones de pesetas (12 millones de euros).

La producción se trasladará a otras plantas europeas y el centro de Valencia quedará como almacén y oficinas centrales, con 110 trabajadores. Baxter tiene otra planta de sueros y hemoderivados en Sabiñánigo (Huesca), adquirida en 1997 y que emplea a unas 200 personas.

El cierre de las instalaciones de Valencia no tiene relación con los resultados de la filial, que en los últimos años presentaban una evolución positiva (ver cuadro). La caída en las ventas de 2000 se debió en buena parte a la separación de la división cardiovascular en una nueva sociedad independiente, decisión que tomó el grupo a escala mundial.

El grupo Baxter está presente en más de 100 países y cuenta con 45.000 empleados. El año pasado facturó 6.900 millones de dólares (unos 7.500 millones de euros o 1,25 billones de pesetas) y obtuvo un beneficio neto de 915 millones de dólares (unos 995 millones de euros o 166.000 millones de pesetas). El grupo realiza más del 50% de su producción fuera de Estados Unidos.

 

Efectos colaterales

en Bayer

Bayer sigue sufriendo los coletazos de la retirada de su fármaco anticolesterol Lipobay. Esta decisión llevó a varias compañías del sector a presentar ofertas para hacerse con el negocio farmacéutico de la compañía. El presidente de Bayer France, Miguel Sieler, señaló ayer que un acuerdo entre su división farmacéutica con una compañía europea como la alemana Boehringer Ingelheim sería preferible a una venta directa a una compañía norteamericana o británica.

En una entrevista publicada en Les Echos online, Sieler consideró "improbable" la venta de la división de la compañía y agregó que la empresa Boehringer Ingelheim ofrece la "opción más atractiva". Asimismo, señaló que intercambiar Aventis por Aventis Cropscience sería "demasiado difícil de organizar financieramente".

"Considerando la diferencia de tamaño entre las compañías anglosajonas y las nuestras, un acuerdo nos situaría en una posición minoritaria y sería equivalente a una pura y simple venta", añadió Sieler.

Por otra parte, reiteró que la retirada de Lipobay costará a la compañía 1.000 millones de euros en pérdida de ventas, lo que representa un 3% de las ventas anuales de la compañía. Esto, según Sieler, reducirá el beneficio operativo de la compañía en unos 270 millones de euros.

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