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Greenspan afirma que la volatilidad del mercado dificulta la política monetaria

El banquero central estadounidense, Alan Greenspan, reconoció ayer que la volatilidad de los mercados y las divergencias en la evolución de la Bolsa y el sector inmobiliario dificultan la eficiencia de la política monetaria. Además, avisó que son necesarias mejores herramientas para medir el impacto de los rendimientos de capital sobre el consumo.

El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, declaró ayer que "los fuertes giros en el valor de mercado de los activos de empresas y hogares suponen un importante reto" para los responsables de la política monetaria. Y reconoció que el banco central necesita mejores herramientas para medir los efectos de los rendimientos de capital sobre el consumo.

Greenspan, que intervino en la conferencia anual de la Reserva Federal de Kansas, dijo que "la influencia de los rendimientos de capital sobre el comportamiento económico seguramente tiene consecuencias sustanciales sobre las perspectivas de la economía".

Sin embargo, los ciudadanos responden de manera diferente a las ganancias obtenidas en la Bolsa y las conseguidas con la venta de activos inmobiliarios. Y la Reserva Federal "necesita más información" sobre la naturaleza de los distintos rendimientos de capital y sobre "cómo interactúan con el mercado crediticio y con los hábitos de consumo".

Según estimaciones del banco central, el llamado efecto riqueza de la Bolsa hace que el ciudadano gaste entre tres y cinco centavos por cada dólar ganado. Sin embargo, cuando el rendimiento proviene de la venta de un bien inmobiliario, el ciudadano suele gastar entre 10 y 15 centavos por cada dólar.

Para complicar aún más la situación, ambos mercados están teniendo comportamientos divergentes. En Wall Street, el índice Dow Jones cayó el jueves por debajo de la barrera psicológica de los 10.000 puntos a pesar de que el banco central ha bajado los tipos en siete ocasiones en lo que va de año. Y nadie espera una mejora sensible hasta que la economía repunte. Sin embargo, los precios del mercado inmobiliario han seguido subiendo a pesar de la crisis.

Los inversores y analistas de Wall Street esperaban con gran interés el discurso del banquero, por si daba pistas sobre cómo ve la marcha de la economía. Pero Greenspan se ciñó a la exposición teórica que llevaba preparada.

Con lo cual, los inversores tuvieron que conformarse con analizar los indicadores publicados ayer, que siguen lanzando señales mixtas sobre la economía.

Según informó el Departamento de Comercio, los pedidos industriales crecieron un 0,1% en julio. El dato es modesto, pero contrasta con el declive del 2,9% registrado en junio y el descenso del 0,5% augurado por muchos expertos.

Además, el índice de la Asociación Nacional de Gestores de Compras (NAPM) subió en agosto del 38 al 43,5. El indicador sigue estando por debajo de los 50 puntos y, por ello, indica que los gestores prevén una contracción económica adicional. Pero resultó también mejor que el 39,8 previsto por los expertos.

Menor confianza

Mucho peores fueron las noticias llegadas desde la Universidad de Michigan, que anunció un declive en el índice de confianza de los consumidores durante el mes de agosto (91,5, frente al 92,4 de julio).

La confianza de los ciudadanos está siendo vigilada muy de cerca porque, por ahora, su consumo sigue siendo el único pilar de crecimiento. El PIB de EE UU creció sólo un 0,2% en el segundo trimestre del año (el nivel más bajo en más de ocho años), y el dato habría sido negativo si el consumo privado no hubiese crecido un 2,5%. La economía del país sigue, pues, con pronóstico reservado.

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