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El Comité de Basilea da 20 normas a la banca para reforzar el control interno

El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea publicó ayer un documento donde recoge 20 directrices para reforzar el control interno de los bancos, uno de los pilares del nuevo acuerdo Basilea II. El comité insiste en la importancia de las auditorías y subraya el papel que deben desempeñar los bancos centrales, a quienes pide mayor colaboración con los auditores internos y externos para identificar áreas de riesgo potenciales y tomar medidas a tiempo.

El Comité de Basilea sobre Supervisión Bancaria publicó ayer un documento con 20 directrices sobre "mejores prácticas" para el control interno de los bancos. El texto insiste en la necesidad de invertir en todo lo necesario para implantar una nueva cultura de control de riesgo y hacerse con las mejores herramientas.

Para conseguirlo, destaca la importancia de las auditorías internas y pide una mayor colaboración entre los supervisores bancarios y los auditores, tanto externos como internos.

Con este documento, el Comité de Basilea ofrece a los bancos una guía para facilitar su adaptación a uno de los pilares de Basilea II, la revisión del proceso de supervisión de riesgos. Este proceso requerirá que los bancos centrales aseguren que cada entidad ha desarrollado procedimientos internos para calcular la adecuación de su capital basados en un análisis exhaustivo de sus riesgos. Con las nuevas normas para el control de riesgo, que entrarán en vigor en 2005, se remarca la importancia de que cada entidad financiera desarrolle un proceso de cálculo, dadas sus características especiales y el entorno en el que desenvuelven. Pues bien, este organismo presentó ayer lo que considera deben ser las reglas para mejorar los procedimientos, y definió exhaustivamente cómo deben desarrollarse las auditorías internas.

Así, el mencionado documento defiende auditorías independientes y profesionalmente competentes en todos los bancos. La actividad de auditoría interna ha de ser objetiva e imparcial y ha de operar sin interferencias", señala. Además, subraya las responsabilidades de los directores generales de las entidades en áreas como los controles internos, el cálculo de riesgos y el cumplimiento de leyes y reglamentos. Aunque, en todo caso, advierte de que el consejo de administración tiene la responsabilidad de asegurarse que la alta dirección mantiene un sistema adecuado y efectivo de control.

El comité sugiere que las auditorías internas deben funcionar de forma continua. Cree que los bancos grandes deberían tener una división independiente, aunque en los bancos pequeños esta actividad podría ser exteriorizada.

No obstante, para los bancos que encargan fuera las auditorías, el texto señala que "eso no exime de responsabilidad a la dirección del banco en el sistema de control interno".

El documento considera imprescindible que los supervisores de cada país se impliquen en esta tarea y les pide que mantengan reuniones periódicas con los auditores para poner en común las áreas de riesgo potencial y las medidas qué deben adoptarse. Además, deberán fomentar las consultas entre los auditores externos e internos para hacer su colaboración más efectiva.

En la nota de prensa difundida por el comité de Basilea, William J. McDonough, presidente de este organismo, señala que "una cultura firme de auditorías internas y externas es fundamental para garantizar la integridad de los estados financieros de los bancos". "La transparencia y la confianza de los inversores, necesarias para el eficaz funcionamiento de los mercados financieros y el reparto racional de capital, dependen, en buena medida, de la transparencia financiera que se consigue con estos controles internos".

 

Más herramientas para los nuevos requisitos de capital

El Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS) presentó en diciembre su propuesta de modificación del modelo por el que actualmente se rige la mayor parte de los bancos del mundo para el control de riesgos. El objetivo era instar a las entidades a mejorar sus procedimientos e instaurar un sistema mucho más flexible. Las nuevas reglas comenzarán a implementarse en el 2005, después de que el BIS aceptara un retraso de un año respecto a la fecha inicialmente prevista para retocar algunas de las medidas propuestas y facilitar la adaptación de los bancos. Las nuevas propuestas se basan en tres pilares: el requerimiento mínimo de capital, la revisión del proceso de supervisión y la disciplina de mercado. Basilea I fija en el 8% el ratio mínimo de solvencia. Basilea II introduce criterios más flexibles y aumenta el margen de actuación de las entidades financieras.

El nuevo marco pretende ser un incentivo para que los bancos mejoren continuamente sus sistemas de control de riesgos, pudiendo recurrir a más opciones, con herramientas más sofisticadas y así obtener el capital requerido de manera más exacta.

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