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Argentina obtiene 1,5 billones del FMI para hacer frente a la crisis

El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó finalmente el martes nuevos fondos para Argentina por 1,5 billones de pesetas. La ayuda está condicionada, en buena medida, a una operación para reducir la deuda cuyos detalles aún no se han concretado. Pese a la euforia inicial de los mercados, las agencias de calificación mostraron sus reservas.

Después de 12 días de intensas negociaciones, el FMI acordó el martes por la noche, de forma precipitada, otorgar nuevas ayudas a Argentina por 8.000 millones de dólares (1,5 billones de pesetas, 8.720 millones de euros), que se suman así a los 13.200 millones de dólares (14.400 millones de euros) correspondientes al blindaje financiero de diciembre.

El FMI supedita su ayuda a que Argentina refuerce su ajuste fiscal, "para asegurar su sostenibilidad a medio plazo a través de la plena implementación de la Ley de Déficit Cero".

Dudas políticas

Para ello, el Gobierno deberá reformar la ley de financiación de las provincias, "fuente de rigideces e ineficiencias de las cuentas públicas", según el FMI, y una modificación del sistema fiscal y los bancos públicos.

La clave del éxito de este plan está en manos de la oposición peronista (Partido Justicialista), que gobierna en 14 de las 23 provincias argentinas y tiene la mayoría en el Senado, clave para la convalidación de las leyes. También queda por ver el respaldo que obtendrá el presidente Fernando de la Rúa de su propio partido, la Unión Cívica Radical (UCR).

Según los analistas, las desviaciones presupuestarias registradas en julio y en agosto obligarán a endurecer el ajuste a finales de año. El Gobierno ha aprobado un recorte de salarios y gastos públicos del 13% y los economistas calculan que en los últimos meses habrá que elevar el recorte al 20% para cumplir con el déficit cero (gastar lo que se ingresa sin recurrir a endeudamiento).

El presidente de la UCR, el ex presidente Raúl Alfonsín, ha asegurado que su partido no aceptará más recortes del gasto social y apeló a la "unidad nacional" para diseñar un proyecto de crecimiento para los próximos 10 años.

En este panorama, las elecciones parciales al Senado de octubre no contribuyen precisamente a calmar la situación y suponen una nueva amenaza de crisis.

El desembolso de los 8.000 millones se hará en dos tramos. En cuanto la junta del FMI apruebe el plan, previsiblemente en septiembre, se harán efectivos los primeros 5.000 millones de dólares destinados íntegramente a apuntalar las reservas del banco central para garantizar la solidez del sistema financiero.

La retirada de depósitos de los bancos ha sido una constante desde finales de junio, cuando se materializó con escaso éxito el megacanje de deuda. En julio cayeron un 8% y sólo en lo que va de agosto, un 14%, según datos del banco central. La falta de liquidez ha obligado a la entidad a aumentar sus préstamos a los bancos, a cuenta de las reservas, lo que ha arrojado dudas entre los inversores sobre la solidez del sistema financiero.

A esos 5.000 millones se sumarán, también en septiembre, otros 1.260 millones previstos en el plan de diciembre. Con ellos, el Tesoro podrá hacer frente a la alta amortización de deuda que se acumula el próximo mes (en torno a los 2.300 millones de dólares, 2.500 millones de euros).

Del acuerdo del martes, los 3.000 millones de dólares restantes se destinarán a la asistencia de un plan de reducción de deuda "voluntario y basado en operaciones de mercado para incrementar la viabilidad del perfil de la deuda" argentina, según el comunicado del FMI.

Y aquí es donde surgen las principales dudas de los analistas. La deuda argentina asciende a 130.000 millones de dólares (unos 141.700 millones de euros) y supone un 44% del PIB del país.

Sin reestructuración

El Gobierno argentino se apresuró a aclarar el martes que no se trata de ninguna reestructuración de la deuda o de una acción forzada sobre el mercado, sino de una operación dirigida a reducir "de forma permanente" el coste de la deuda. El ministro de Economía, Domingo Cavallo, aportó pocos datos nuevos sobre la ayuda en una rueda de prensa ofrecida ayer. "El Fondo no ha impuesto ninguna condición", dijo.

El viceministro Daniel Marx, al frente de la delegación que ha negociado en Washington, habló de "un nuevo método basado en un canje voluntario de deuda" que contaría con un aval internacional, del que está descartado el FMI y el Tesoro de EE UU. La operación, sin embargo, está por concretar. "Estamos abiertos a sugerencias y lo dejaremos librado a la iniciativa de varios protagonistas", principalmente los acreedores internacionales, entre los que se encuentra España.

De ahí que las agencias de calificación ratificaran ayer su valoración negativa para Argentina "hasta que se conozca en qué consiste la reducción de deuda y se observe la posibilidad de retomar el crecimiento", aseguraron.

 

Las negociaciones comerciales, en el trasfondo del apoyo de EE UU

El apoyo de EE UU ha resultado decisivo para que el FMI haya otorgado estas nuevas ayudas para Argentina. No en vano, Washington es el socio con mayor peso en el directorio del organismo, con un 17,2% de los votos. Pero no ha sido un apoyo gratuito.

El viceministro argentino de Economía, Daniel Marx, aseguró el martes por la noche que el acuerdo con el FMI también incluye un componente "extremadamente relevante", que según explicó pasa por "incorporar a Argentina a los flujos comerciales del mundo".

El secretario del Tesoro de EE UU, Paul O'Neill, insistió en que Argentina debe impulsar sus exportaciones para aumentar la entrada de divisas en el país. Al mismo tiempo que el FMI, el representante comercial, Robert Zoellick, hizo público un comunicado en el que expresaba el interés de EE UU en mantener discusiones adicionales con el Mercosur (unión aduanera formada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) a principios de septiembre para "discutir intereses comunes del libre comercio, incluido el lanzamiento de una nueva ronda global a través de la Organización Mundial del Comercio (OMVC), el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y acuerdos bilaterales".

Hasta ahora, Brasil y, en menor medida, Argentina habían expresado sus reticencias al ALCA por entender que no se trataba de un acuerdo entre iguales y desconfiar de la capacidad negociadora de George Bush, al carecer de la autoridad comercial que le permitiría negociar acuerdos por la vía rápida sin que el Congreso pueda después modificarlos.

Ahora que EE UU ha apoyado el plan del FMI para Argentina y hace unas semanas también otro para Brasil (por 2,7 billones de pesetas) sus reticencias, sin duda, serán menores. Washington puede haber inaugurado, así, una nueva forma de asistencia financiera internacional.

 

Cavallo supedita el futuro a retomar el crecimiento

La concesión del nuevo paquete de ayudas por parte del FMI provocó una reacción muy positiva en el mercado, con una caída de casi 200 puntos en el riesgo-país, hasta los 1.455 puntos, y una espectacular subida de la Bolsa del 8,15%.

La euforia se contagió a los demás países latinoamericanos, todos con saldos positivos en sus mercados y una apreciación de sus divisas frente al dólar. Pero el impacto positivo no llegó más allá. Turquía tuvo que pagar un interés del 90% en la subasta de deuda que ayer llevó a cabo, una tasa inamovible desde el pasado mes de junio.

La ayuda recibida por Argentina por parte del FMI no tendrá continuidad en el Banco Mundial ni el Banco Interamericano de Desarrollo, como sucedió en anteriores rescates.

Los analistas sostienen que la situación financiera de Argentina seguirá en dudas hasta que el país retome el crecimiento y así lo reconoció el propio ministro Domingo Cavallo.

No hay milagros

"El apoyo del Fondo apunta a que los argentinos recuperemos la confianza en nosotros mismos", aseguró Cavallo, pero "no habrá milagros", recalcó.

Después de tres años en recesión, la concesión de nuevas ayudas no aseguran la recuperación pero pueden traducirse, según el Gobierno, "en posibilidades de crecimiento". Las autoridades argentinas calculan que la vuelta del dinero a los depósitos permitirá reducir los tipos de interés comerciales y, con ello, "financiar los proyectos productivos y aumentar las exportaciones".

Los analistas coinciden en que "si no hay crecimiento, no habrá mayor recaudación y, por tanto, el ajuste para llegar al déficit cero se hace insostenible".

De ahí que para los empresarios y exportadores argentinos la puerta abierta por EE UU para la ratificación de acuerdos comerciales se presente como una salvación para el país, después de criticar que a Argentina se le exija el cumplimiento de la deuda pero se le hayan cerrado muchos mercados.

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