El G-7 supedita su ayuda a Argentina a un plan de crecimiento a 10 años
Después de 11 días de intensas negociaciones en el seno del Fondo Monetario Internacional (FMI), comienzan a vislumbrarse los nuevos planes que las principales potencias mundiales están diseñando para Argentina y, por lo tanto, de la nueva política de asistencia internacional para las crisis financieras.
El FMI, respaldado por los socios del Grupo de los Siete (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), ha condicionado la concesión de nueva ayuda financiera para Argentina a que el Gobierno que preside Fernando de la Rúa presente un plan a 10 años que demuestre qué pasos seguirá para equilibrar sus cuentas y reactivar su estancada economía.
Se trata, por un lado, de ratificar el compromiso del Gobierno argentino con la ley de déficit cero (gastar sólo lo que se ingresa sin recurrir a endeudamiento) para evitar los sucesivos déficit fiscales argentinos que han disparado su deuda externa hasta los 130.000 millones de dólares (141.700 millones de euros).
Pero tal y como está diseñada esta ley no hace sino agravar la situación de una economía que arrastra casi tres años de recesión, lo que hace bastante previsible que el riesgo actual a una suspensión de pagos del país vuelva a repetirse en unos meses. Por ello, el Fondo exige a Argentina que, junto al ajuste de las cuentas públicas, presente un plan sostenible de reactivación y saneamiento económico para los próximos 10 años.
Lo cierto es que el rescate financiero internacional acordado el pasado mes de diciembre por 40.000 millones de dólares (43.600 millones de euros) no evitó que pocos meses más tarde el Gobierno tuviera que recurrir a un megacanje de deuda para hacer frente a los vencimientos de su deuda y que ahora su sistema financiero se tambalee por la fuga masiva de depósitos ante la incertidumbre económica del país.
EE UU quiere poner fin a los créditos millonarios para los países emergentes y pretende implantar una nueva política de ayudas en el FMI.
Aunque haya acuerdo, la solución no terminará ahí. A las dificultades económicas de Argentina se suma una grave crisis social y política. Tanto la oposición como los dirigentes del propio partido de De la Rúa, la Unión Cívica Radical (UCR), ya han advertido al Gobierno que cualquier acuerdo que firme con el Fondo debe ser ratificado por el Parlamento, y los dos partidos mayoritarios, el Partido Justicialista (peronista) y la UCR, han asegurado que no apoyarán más recortes del gasto público ni privatizaciones "salvajes".