Argentina espera la "bendición política" de Washington para recibir nuevas ayudas
Las cartas ya están echadas. Argentina espera ahora la decisión tanto del Gobierno de George Bush como de los responsables del Fondo Monetario Internacional (FMI) para recibir su bendición política en forma de un nuevo paquete de ayuda financiera para apuntalar su sistema bancario. Pero la respuesta se hace esperar.
El presidente Bush exigió ayer al Gobierno de Fernando de la Rúa que aplique las reformas acordadas con el Fondo y aseguró que su Gobierno sigue de cerca la situación del país y que está abierto a todas las opciones. Pero no hizo mención alguna a los fondos adicionales solicitados por Buenos Aires.
Pese a la seguridad con que el Gobierno argentino encaraba las negociaciones con el FMI, dando por hecho que ni el organismo ni el Gobierno de EE UU iban a dejar caer la tercera economía latinoamericana, los representantes argentinos reconocieron ayer que las conversaciones aún se prolongarán por "varios días".
La semana pasada, el Gobierno argentino había asegurado telefónicamente al organismo que tenía que ofrecer una señal de calma a los mercados el jueves a más tardar. No se produjo. Después, el número dos del Ministerio de Economía, Daniel Marx, se desplazó a Washington con su equipo para perfilar los detalles del acuerdo entre el viernes y el sábado. Las negociaciones continúan.
Ante este retraso, De la Rúa intentó el domingo por la noche rebajar las expectativas creadas al respecto, lo que fue interpretado por el mercado como una señal de pesimismo. La Bolsa de Buenos Aires registró una nueva caída (-2%) tras la recuperación de la semana pasada y el riesgo-país volvió a subir de nuevo por encima de los 1.400 puntos. Y es que la demora de un pronunciamiento del FMI sobre Argentina contrasta con la rapidez con que el organismo anunció su decisión de blindar a Brasil con un nuevo programa financiero para prevenir un posible contagio desde Argentina.
El nerviosismo ante la falta de noticias procedentes de Washington se extendió a las economías de la región. El peso chileno retrocedió ante el dólar hasta las 683 unidades, un nuevo mínimo histórico. En Brasil, la Bolsa registró un comportamiento negativo y el real volvió a perder valor frente a la divisa estadounidense hasta las 2,5 unidades por dólar.
"Cuanto más esperemos, más volatilidad vamos a ver en los mercados de la zona", aseguraba ayer el economista de Idea Global Aryam Vázquez.