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La caída en picado del coste de la uva devuelve mercados al rioja

Las bodegas de Rioja han conseguido, en el primer semestre de este año, recuperar un 25% de las ventas perdidas en el mismo periodo de 2000. Pero el precio está siendo muy duro para los viticultores, los grandes beneficiarios de las espectaculares alzas de 1999, que acabaron volviéndose contra el sector. El kilo de uva, que hace dos años se pagaba a 375 pesetas, se da prácticamente por seguro que no alcanzará las 100 en la ya inminente vendimia.

Los clientes exteriores del rioja han premiado con un aumento del 46% en sus compras la reducción del 15% en el precio medio del litro exportado. En las operaciones registradas hasta julio, las bodegas han ingresado 20.895 millones de pesetas. El crecimiento, en términos económicos, es notablemente más modesto, un 24%, prácticamente la mitad del incremento en volumen.

Las bodegas riojanas están asimilando rápidamente que para vender más hay que abaratar los precios. Los empresarios más concienciados lo veían claro en la campaña de 1999, cuando advirtieron a los viticultores que las espectaculares alzas en el precio de la uva (con la consiguiente repercusión final en el precio del vino) podían provocar el rechazo de los compradores y matar la gallina de los huevos de oro.

Sin embargo, los pequeños empresarios del sector vitícola difícilmente podrían hacer caso de aquellas recomendaciones. El rioja es un sector que se mueve en una ley de mercado químicamente pura, donde las únicas fuerzas aceptables son la oferta y la demanda. Los agricultores, que soportaron estoicamente unos precios del kilo de uva por debajo de las 50 pesetas durante los primeros años de la década, estaban ansiosos por recomponer sus deterioradas economías.

La ocasión se vislumbró en 1998, cuando la Unión Europea cambió la política de arranque de viñedos por un decidido apoyo a los vinos de calidad. Un aumento en la capacidad adquisitiva y la apuesta de los consumidores habituales por los caldos bien elaborados explotaron en la espectacular revalorización de 1999, que sería acusada al año siguiente en las ventas de vino.

Precio cuadruplicado

En el reducido espacio de tres años, los viticultores vieron cuadruplicarse el precio de la uva. La mejora no tardó en tener su gráfico reflejo en la compra de automóviles de lujo, tractores último modelo o pisos en las mejores zonas de la capital.

Aquel río de oro se ha cortado ahora bruscamente. Los más pesimistas aseguran que el kilo de uva, que hace dos años se pagaba a 375 pesetas, no llegará a 100 en la ya inminente vendimia. Hay ya algunos avisos muy concretos.

En Alesanco, uno de los enclaves vitícolas de la Rioja Alta, su cooperativa ha cerrado una operación de venta de excedentes de la cosecha de 1999 a 1.050 pesetas la cántara (unidad de 16 litros), cuando similares partidas de ese año superaron alegremente la barrera de las 10.000 pesetas.

Los viticultores se muestran muy preocupados porque están acostumbrados a sentir en sus propias carnes que, si al mercado del rioja es muy difícil ponerle freno a la hora de subir, éste tampoco suele tener medida a la hora de rodar cuesta abajo.

Por otra parte, resulta evidente que los elevados excedentes generados por una reducción en las ventas exteriores, del orden del 40% durante el año pasado, no constituyen el mejor augurio para encarar la próxima campaña.

El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja ha decidido seguir apostando por el rigor en la política de calidad para salvar la crisis. Se han endurecido los rendimientos en los viñedos, lo que aumentará el porcentaje de descalificación en la próxima cosecha. æscaron;nicamente se admitirán los frutos de calidad excepcional, manteniendo el prestigio de una marca que se precia de soportar ya los controles más rigurosos del mundo.

El presidente de la institución reguladora, Ángel Jaime Baró, ha efectuado un llamamiento a las bodegas para que compensen los esfuerzos del sector productor. Aunque la experiencia dice que, en un mercado libre, las recomendaciones no sirven de mucho.

Calidad y precio

Para Jaime Baró, "la recuperación de los mercados del rioja pasa por una calidad excepcional, un precio competitivo y una buena comunicación. Una cifra razonable para la promoción del rioja estaría en unos 500 millones de pesetas (tres millones de euros) al año, lo que supone duplicar la inversión actual".

Por su parte el secretario general adjunto de la Federación Española de Vino, Rafael del Rey, señala que "la oferta de un vino cada vez mejor y a un precio ajustado va a resultar imprescindible para apuntalar las fuertes alzas en las ventas que se prevén a lo largo de este año".

Lo único que parece claro es que los precios del rioja tienen un techo. Los avances en las ventas se corresponden, en un 90%, con los vinos jóvenes, que son, precisamente, los que acusan más las rebajas.

 

El mayor cliente, Reino Unido, dobla sus pedidos

El vaivén de precios experimentado por los vinos de Rioja ha demostrado la existencia de clientes que reaccionan de forma muy diferente ante una misma situación. Así, el Reino Unido, el comprador más importante de la denominación de origen, ha premiado inmediatamente, con un aumento del 102% en sus compras, la rebaja del 15% aplicada por las bodegas.

Sin embargo, Alemania, el segundo cliente en importancia, sigue manteniendo una reducción del 70% en sus adquisiciones de vinos de Rioja. Según los observadores, la economía británica ha adquirido unos índices de agilidad que, al igual que ocurre en Estados Unidos, facilitan un rápido cambio de imagen, algo que resulta bastante más difícil de conseguir en Alemania. Todo un reflejo de la diferencia de comportamientos entre los gigantes europeo y norteamericano.

Los siguientes clientes, Suiza y Suecia, muestran comportamientos más acordes con la importancia de la rebaja de precios, aunque la reacción del primero es más acusada. Por su parte, Estados Unidos se ha limitado a apreciar el descenso con una leve mejora, dado que la fortaleza del dólar y de la capacidad adquisitiva de los norteamericanos hacen que este mercado sea mucho más insensible a las oscilaciones de precios procedentes de países europeos.

En el mercado interior, los vinos de Rioja perdieron el año pasado el 1,4% en la tarta de vinos con denominación, porcentaje que se ha recuperado con creces en el primer semestre de 2001. La mejora en el gusto de los consumidores habituales se refleja en el hecho de que el 62,5% de las ventas del rioja se comercialice a través del sector de hostelería. La mejora en la capacidad adquisitiva de los consumidores españoles ha hecho que el rioja invada el terreno que anteriormente ocupaban los vinos de mesa de menor calidad.

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