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Aló aprueba un plan para suprimir la deuda de 13.200 millones

Aló ha puesto en marcha el plan de salvamento para reflotar la compañía tras el parón que supuso la quiebra de su matriz, RSLCom. Los nuevos dueños de la quinta operadora de telefonía fija de España, los ejecutivos, aprobaron el viernes en junta de accionistas una emisión de warrants equivalente al 8,5% del valor de la sociedad y la cancelación de los 13.200 millones de pesetas de deuda.

Los nuevos propietarios de Aló han aprobado ya las primeras medidas para sacar a la quinta operadora del mercado español de telefonía fija del agujero en que la sumió la quiebra de su matriz, RSLCom. Una vez culminada la adquisición de un paquete mayoritario de la empresa por parte de los ejecutivos de la compañía española, Aló celebró el viernes junta extraordinaria de accionistas, la primera con la renovada estructura.

La prioridad de los gestores ha sido cancelar la deuda acumulada, de unos 13.230 millones de pesetas (79,51 millones de euros). Con carácter inmediato, se aprobó la reducción del endeudamiento en 5.670 millones y se dio potestad al equipo de gestión para enjugar los 7.560 millones restantes cuando lo consideren más beneficioso para la sociedad, según el consejero delegado de Aló, Alejandro Rivas-Micoud.

El máximo directivo de la empresa española y uno de los principales propietarios rehusó explicar, sin embargo, qué mecanismos se han utilizado para reducir la deuda, aunque parte de ella había sido contraída por Aló con su propia matriz y su cancelación estaría incluida en el acuerdo de venta. Además, el consejero delegado sí anticipó que se ha puesto en marcha una emisión de warrants que equivale al 8,5% de la sociedad y que será desembolsada en los próximos 15 días por los accionistas, que han suscrito la colocación de forma proporcional a su capital, y que, de esta forma, también han aportado fondos.

Una vez culminado el proceso de reducción de deuda, Aló contará sólo con 945 millones de pesetas de endeudamiento a largo plazo y con 10.000 millones de fondos propios que, según su consejero delegado, les permitirán cumplir el plan de negocio previsto y volver al mercado.

Este plan de salvamento se unirá al proceso de reducción de costes puesto en marcha por la compañía desde que, el pasado mes de marzo, la matriz RSLCom entró en quiebra y los ejecutivos españoles comenzaron las negociaciones para la compra de Aló. La plantilla ha pasado de 440 empleados en enero a los 173 actuales y se han reducido drásticamente los desembolsos en publicidad, una de las bazas de la compañía. ¿El resultado? Un ahorro mensual de unos 350 millones de pesetas, según Rivas-Micoud, que ha permitido a Aló pasar de un Ebitda (flujo de caja operativo) negativo de 400 millones mensuales en los primeros meses del año a los tres millones de Ebitda negativo de junio.

Parón en los ingresos

La mejora de los resultados se ha centrado sólo en los gastos, ya que los ingresos han crecido muy ligeramente desde enero, debido a los problemas de la empresa. Aló cerró el año 2000 con unos 8.300 millones de pesetas (49,88 millones de euros) de facturación y 4.000 millones de pesetas de pérdidas operativas. Tampoco han aumentado los clientes. Las líneas de telefonía por las que da acceso indirecto a sus abonados utilizando la red de Telefónica superan ligeramente el medio millón, con 100.000 usuarios residenciales activos, 25.000 pymes y unas 80 empresas de mayor tamaño, según la compañía.

Sin embargo, la crisis de RSLCom ha hecho mella en Aló, que de ahora en adelante cambiará el foco de su actividad y se centrará en dar servicios de banda ancha (Internet a alta velocidad) a determinados segmentos empresariales. Lo hará con la licencia que consiguió para ofrecer LMDS (telefonía directa con acceso vía radio).

Según Rivas-Micoud, Aló dará servicio a empresas y zonas donde la única rivalidad proceda de los servicios ADSL de Telefónica. Así evitará competir con las empresas que han desplegado fibra y con las otras concesionarias de LMDS que tienen previsto centrarse en las zonas más rentables.

La principal oferta de Aló a sus clientes será Internet de alta velocidad, pero proporcionará también telefonía de acceso indirecto a quien se lo solicite. En este esquema quedan descartadas elevadas inversiones en red de fibra, hasta el punto de que la intención es deshacerse de parte de los kilómetros de infraestructura desplegados y obtener dinero a cambio.

En esta nueva etapa los gestores de Aló no descartan ningún plan de futuro; participar en el proceso de concentración en el sector, o dar entrada a socios financieros.

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