El reto del automóvil ante la contaminación
Se debe conducir de forma sosegada. Los coches deben ser más pequeños, menos pesados (aunque no por ello más inseguros) y se deben reducir las velocidades. Son líneas básicas de comportamiento para automovilistas que ayer se sugirieron en los cursos de El Escorial dentro de las jornadas dedicadas al Automóvil y la calidad del aire. El curso, patrocinado por la Fundación Eduardo Barreiros, fue inaugurado por la presidenta de la fundación, Mariluz Barreiros, hija de este empresario e investigador de la automoción.
Según Barreiros, desde la fundación no sólo se quiere dar una imagen idílica del automóvil. "No queremos cerrar los ojos ante los problemas que causan los automóviles y, sin duda, uno de los mayores es el impacto ambiental". La presidenta de la fundación señaló que éste "es un problema que plantea a los científicos nuevos retos".
Y ciertamente, la contaminación no tiene nada de idílico. El director del curso, Jesús Casanova Kindelán, catedrático de motores térmicos de la Universidad Politécnica de Madrid, señaló que el transporte por carretera es uno de los máximos contribuyentes relativos de óxido de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y monóxido de carbono al aire. Evitarlo o minimizarlo es un desafío científico: avanzar en el mayor aprovechamiento de energías renovables. ¿Por qué?
Porque en los vehículos eléctricos no hay emisiones, y en el de los de hidrógeno, sólo vapor de agua y monóxido de carbono. Casanova insistió también en la disminución del consumo de energía y el mayor uso de los biocombustibles, reductores de emisiones de dióxido de carbono, para reducir el problema de la calidad del aire.
"No quiero ser catastrofista, el aire en Europa está mejorando en los últimos años", dijo Casanova. Pero tampoco dejó mucho margen para el triunfalismo. La piedra en el zapato está en la emisión de gases de efecto invernadero, que no se reducen al mismo ritmo.
Conscientes del problema las autoridades comunitarias elaboraron a principios de los noventa los programas Auto Oil I y Auto Oil II, dirigidos a regular emisiones de contaminantes, las calidades de los combustibles y hacer una serie de previsiones. Una de las que menos gusta es precisamente la que atañe al efecto invernadero, ya que se calcula que las emisiones de dióxido de carbono seguirán aumentando hasta 2005 para estabilizarse entonces. "Siempre y cuando los fabricantes de coches cumplan sus compromisos voluntarios", según explicó Fernando de Esteban, director general adjunto de la Dirección General de Transporte y Energía de la CE.
Esteban explicó que el pasado 7 de mayo se puso en marcha la edición de un Libro Blanco, que se debatirá en noviembre y que propone hasta 60 medidas que combinan la tarificación de ciertas emisiones y la revitalización de las alternativas a la carretera (transporte ferroviario y marítimo). El objetivo de la CE es romper el binomio entre el crecimiento de la movilidad y la economía y que el transporte de mercancías crezca un 38% entre 1998 y 2010 en vez del 50% calculado.