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INTERNACIONAL

El Senado argentino aparca el ajuste y el temor vuelve al mercado

Las divisiones en el seno del oficialismo condujeron a que la oposición peronista decidiera retrasar la votación del plan de ajuste en el Senado. De inmediato, el riesgo-país y la Bolsa comenzaron a subir y bajar sin rumbo claro. La intervención del subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, John Taylor, pidiendo al FMI que acelere un desembolso a Argentina, calmó a los mercados a media tarde de ayer.

La necesidad, sobre todo cuando va acompañada de desesperación, sólo atina a percibir lo que le conviene. Algo de esto pasó ayer en la relación de Argentina con Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Después de que el riesgo-país llegara a cerca de 1.500 puntos, contra el cierre anterior a 1.416, y la Bolsa estuvie-se cayendo el 2%, una simple declaración de Taylor cambió el humor a los mercados. Finalmente, la tasa de riesgo-país descendió a 1.410 puntos y la Bolsa subió el 1,38%.

El subsecretario del Tesoro instó al FMI a una rápida revisión del programa de créditos de Argentina para acelerar el desembolso del próximo tramo crediticio acordado en diciembre. El FMI contestó oficialmente que lo haría "en algún momento de septiembre". Pero el mercado se calmó. Al menos momentáneamente.

El origen del nerviosismo fue el anuncio realizado por el presidente del grupo parlamentario peronista del Senado, José Luis Gioja, de que esa Cámara no trataría hoy el plan de reducción del gasto público presentado por el Ejecutivo y ya votado favorablemente por diputados. La votación podría pasar a la semana próxima, ya que las posiciones encontradas dentro del grupo de senadores de la oficialista Alianza han descolocado a los opositores.

Una gran parte de los senadores radicales y de sus aliados del Frepaso no quieren votar el proyecto si éste contempla la reducción de salarios y pensiones estatales a partir de 500 pesos o dólares. Y exigen que el recorte se aplique desde 1.000 pesos, como condición para votar.

Se espera ahora que una negociación en el oficialismo, y de éste con el peronismo, permita concretar la votación de un texto del proyecto de ley reformado, que conforme al Gobierno y a los senadores. Si ello no ocurre, este episodio podría precipitar una crisis más grave. Pero, mientras Taylor parecía ofrecer una mano, su jefe, el secretario del Tesoro, Paul O'Neill, realizaba unas explosivas declaraciones que, hasta el momento, no parecen haber sido entendidas en Buenos Aires. En una entrevista con el International Herald Tribune, el alto funcionario de Washington pareció empujar en favor de una devaluación del peso.

"No conozco un solo caso de un país que, con grandes desequilibrios, haya podido defender un tipo de cambio fijo", afirmó O'Neill al comentar la situación actual de Argentina y la que vivió Turquía antes de su devaluación. Su diagnóstico sobre la crisis económica no deja dudas: "Es la rigidez (cambiaria) y el intento de defender lo indefendible lo que causa esos problemas", enfatizó. Hasta ayer, al menos, nadie en el Gobierno ni en la oposición hizo mención siquiera a estas observaciones tajantes de O'Neill, quien, por otra parte, se mostró favorable a una nueva ayuda del Fondo para Brasil. El secretario de Bush parece creer que, así, el socio de Argentina en el Mercosur podría ser salvado de una suspensión de pagos y una devaluación en Buenos Aires.

Encandilados por la calificación de "impresionante" que Taylor dio ayer del programa económico argentino, los miembros del Gobierno y los inversores locales se dieron un respiro. Aunque éste podría no durar mucho si hoy jueves no hay acuerdo en el Senado, una posibilidad que se pone en duda por el temor de los políticos a un nuevo ajuste antes de fin de año y con las elecciones de octubre de por medio.

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