Bush prorroga la exención de las sanciones contra Cuba
El presidente de Estados Unidos, George Bush, anunció ayer que renovará por otros seis meses la suspensión del capítulo III de la Ley Helms-Burton.
Este apartado permite llevar a los tribunales estadounidenses y sancionar a las empresas extranjeras que operan en Cuba en territorios confiscados por el Gobierno de Fidel Castro a ciudadanos estadounidenses y cubanos.
La ley para la libertad y la solidaridad democrática en Cuba fue aprobada en 1996, pero su parte más polémica nunca ha entrado en vigor. El anterior presidente, Bill Clinton, decidió evitar un conflicto con la UE y sus vecinos de América del Norte y acordó la suspensión temporal del polémico capítulo. Esta exención se renueva cada seis meses. El fuerte respaldo electoral a Bush del lobby conservador cubano-estadounidense permitió especular con la posibilidad de que el presidente endureciese su política hacia Cuba y diese vía libre al capítulo en suspenso.
Sin embargo, Bush optó ayer por seguir el ejemplo de su antecesor en el cargo. La decisión ha sido recibida con satisfacción por las autoridades europeas. Francia, Holanda, Alemania e Italia tienen numerosos intereses en la isla, pero, sin duda, la gran interesada en mantener el status quo era España. Actualmente, más de 210 empresas españolas están instaladas en Cuba. Entre ellas, grandes compañías como Sol Meliá, que tiene en la isla el 5% de sus hoteles y cuyos ingresos representan el 2,5% de su negocio. El director de la Asociación de Empresas Españolas en Cuba, Rafael García Aznar, asegura que "España es el primer socio comercial de Cuba", informa Fernando Martínez desde Madrid.
Endurecer la política
No obstante, el presidente Bush advirtió que no tomará ninguna medida que suavice las sanciones a Cuba y rechazó de plano aliviar el embargo que mantiene contra la isla desde 1962.
Bush aprobó la semana pasada una ley para permitir las exportaciones estadounidenses de productos agrícolas, aunque dada la hostilidad de Cuba hacia a EE UU no se espera que esta ley tenga ningún efecto en la práctica. El presidente estadounidense decidió "compensar" a los grupos cubano-estadounidenses de oposición a Castro aumentando la partida presupuestaria destinada a apoyar a los "grupos que trabajan para que la democracia llegue a Cuba".
La decisión de Bush no supone ningún acercamiento al régimen castrista. De hecho, el presidente norteamericano ha asegurado que luchará por "aplicar en toda su extensión" el embargo contra la isla.