La UE ofrece a Chile la liberalización casi total del comercio en 10 años
La Unión Europea está decidida a recuperar el terreno perdido en Latinoamérica en materia comercial. Tras la oferta lanzada la semana pasada al Mercosur, la UE ofreció ayer a Chile la liberalización casi total de los intercambios comerciales en un plazo de 10 años, salvo la pesca, que queda condicionada al acceso comunitario a los caladeros chilenos.
En una semana la Unión Europea ha lanzado dos ambiciosas ofertas comerciales a las grandes economías de América del Sur: ayer a Chile y el martes de la semana pasada al Mercado Común del Sur (Mercosur, formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Aunque ambas negociaciones plantean notables diferencias, el objetivo, sin embargo, es el mismo: establecer con ambas regiones un acuerdo de libre comercio, que permita a la UE mantener la primera posición como socio comercial de los países suramericanos.
La ofensiva comunitaria responde, por un lado, a las prioridades políticas establecidas por España para su semestre de presidencia comunitaria (enero-junio de 2002). Para demostrar la prioridad que España otorga a la región, el Gobierno ha convocado una cumbre UE-Latinoamérica para mayo de 2002 en Madrid, donde pretende firmar, al menos, el acuerdo de libre comercio con Chile y, si fuera posible, también con Mercosur.
Las autoridades chilenas han anunciado una contraoferta concreta a la UE para el próximo lunes. Mercosur no lo hará hasta finales de octubre, lo que da una idea de las muy diferentes posibilidades que tienen ambas negociaciones de prosperar para esa fecha.
Ofensiva de EE UU
Pero, además, la oferta europea viene precedida por las negociaciones para la consecución del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), con el que se pretende liberalizar el comercio en todo el continente para 2005. La llegada de George Bush a la Casa Blanca ha supuesto una intensificación de las negociaciones tanto del ALCA como de los acuerdos comerciales bilaterales, entre ellos, con Chile.
De ahí que la UE haya acelerado la negociación de estos acuerdos en los últimos meses. No en vano, las conversaciones con Chile y Mercosur se iniciaron, por separado, en 1999, pero hasta ahora las autoridades comunitarias no habían concretado su propuesta.
Las importaciones de la UE procedentes de Chile suponen unos 3.900 millones de euros anuales (tomando como referencia el periodo 1998-2001). La oferta lanzada ayer a Chile plantea una liberalización progresiva de los intercambios comerciales hasta el desmantelamiento total de las tarifas en un plazo de 10 años, salvo para el capítulo pesquero.
La UE importa productos pesqueros de Chile por una media de 250 millones de euros al año. Bruselas propone un desmantelamiento arancelario en cuatro fases, que inicialmente afectaría al 17% de las exportaciones pesqueras, si se le suma la parte que actualmente no está sometida a aranceles. Luego, progresivamente en plazos de cuatro, siete y 10 años se liberalizaría hasta el 72% de los productos.
La excepción pesquera
El 28% restante quedaría supeditado "a las posibilidades de acceso de la flota pesquera de la UE a los recursos pesqueros de Chile", un aspecto clave para Bruselas ahora que ha visto cómo se le ha cerrado su acceso a otros caladeros, como el marroquí.
En el área agrícola, considerada la más sensible, la UE propone la liberalización inmediata de productos por 150 millones de euros, principalmente manzanas y peras, y posteriormente, en distintos plazos, el total de las importaciones agrícolas, que ascienden a 760 millones de euros, frente a los 90 millones que exporta la UE a Chile.
Para el vino se negociará un acuerdo paralelo que incluya la protección recíproca de las denominaciones de origen, aunque las autoridades comunitarias se comprometen a una reducción gradual de las tarifas.
En el sector servicios, la propuesta de liberalización excluye a los productos marítimos, las telecomunicaciones y los servicios financieros.