Una reforma polémica que provocó intensas presiones
La reforma que acaba de aprobar el FASB estadounidense ha sido objeto de una intensa polémica durante casi seis años. El organismo empezó a plantearse un cambio en la contabilidad de las combinaciones de negocios en agosto de 1996, y su proyecto inicial era muy distinto al aprobado.
Al principio, el FASB propuso eliminar la fórmula de agrupación de intereses y obligar a que todas las adquisiciones fuesen hechas como compra.
Además, pensaba reducir el periodo máximo de amortización del fondo de comercio de 40 a 20 años (este es el plazo que rige en España). Este proyecto desató una avalancha de protestas.
La fórmula de agrupación de intereses permitía a las empresas aunar sus balances sin que quedara reflejado el fondo de comercio, con lo cual contablemente éste desaparecía y no era necesario amortizarlo.
Las industrias más proclives a utilizar este tipo de combinación de negocios (con las tecnológicas a la cabeza) se quejaron de que la reforma desincentivaría muchas fusiones.
Y bancos de inversión como Merrill Lynch, Morgan Stanley Dean Witter y Goldman Sachs, que obtienen importantes comisiones por asesoría de fusiones y adquisiciones, se unieron a dichas empresas para lanzar una agresiva campaña de lobby contra la reforma propuesta por la FASB.
Intervención del Capitolio
Las presiones lograron, incluso, que el Congreso abriera una sesión de consultas sobre este asunto. Algo que Susan Koski-Grafer, de la Comisión del Mercado de Valores (SEC), reconoce que "no es habitual".
Y dos legisladores de California propusieron una ley que planteaba, entre otras cosas, retrasar durante un año la prohibición de la fórmula de agrupación de intereses.
Finalmente, el FASB optó por una solución salomónica que, aparentemente, satisface a todos: desaparece la agrupación de intereses pero también la amortización obligatoria del fondo de comercio.