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Marconi baja el 54% en Bolsa y arrastra las tecnológicas

El pasado 17 de mayo, el mayor fabricante británico de componentes para las industria de las telecomunicaciones se dirigía a los inversores con las siguientes palabras: "No esperamos que el mercado de componentes para la industria de las telecomunicaciones se recupere hasta finales de 2001. Sin embargo, nosotros continuaremos aumentando nuestros beneficios". Ayer, tras pasar toda la jornada del martes suspendida de cotización, anunció que ganará la mitad de lo previsto. La acción perdió un 54,08%.

Marconi supone el penúltimo capítulo del culebrón de advertencias de menores beneficios que sufre toda la industria desde octubre del año pasado. A los 4.000 despidos anunciados el martes, hay que añadirle el cierre de una de sus cuatro plantas en el Reino Unido, la de Dorset, y el anuncio de que sus beneficios operativos para el año fiscal que termina en marzo de 2002 caerán a la mitad.

Marconi cerró ayer en 112,5 peniques, su precio más bajo en 10 años, y sufrió una oleada de rebajas por parte de las firmas de análisis, que ahora sitúan el precio objetivo entre los 70 y los 89 peniques. El aspecto más destacado por los analistas tras el repentino cambio de escenario de la británica ha sido la incapacidad del equipo directivo para pronosticar esta situación dado el mal momento que atravesaba el sector de las telecomunicaciones. Asimismo, temen que ello afecte a la credibilidad de las previsiones que recaen sobre esta industria.

No ha gustado ni el modo ni el momento. Accionistas de Marconi y operadores de la City se quejaban ayer de la decisión de la compañía de mantener suspendida la cotización durante todo el martes. "El caso no era tan especial y nos tuvieron con las manos atadas", aseguraba desde Londres Ignacio Benítez, analista de IdeaGlobal. "Podían haber salido perfectamente con el profit warning por la mañana", añadió.

La demora del consejo de administración, que debía aprobar el anuncio antes de que este fuera publicado y que la noche anterior se afanaba en cerrar el trato con Philips para la venta de su división de aparatos médicos, tuvo consecuencias negativas para el resto de empresas del sector. Así, pese a que el martes nada era oficial, la alerta de menores beneficios estaba cantada y los inversores, que no podían vender Marconi por estar suspendida, se desprendían de títulos de Alcatel, Nokia o Ericsson. La oleada de ventas sobre estas compañías continuó ayer y estas compañías cerraron con pérdidas cercanas al 10%, lo que empujó al índice de tecnología del Stoxx a un retroceso del 6,93%.

Por otro lado las quejas se dirigían directamente a los gestores de Marconi, que hace menos de dos meses presentaban una de las visiones más optimistas del sector. En mayo aseguraban que su poca exposición al mercado estadounidense le mantenía al margen de la desaceleración económica que se producía al otro lado del Atlántico. "Los analistas habíamos rebajado nuestra previsiones sobre Marconi tras los profit warning de Alcatel Lucent o Nortel.

Pero, al fin y al cabo, son los gestores los que mejor conocen la situación de su empresa", aseguró Benítez.

Pero la ralentización económica ha cruzado el charco, las caídas en las ventas se han transformado en sobrecapacidad productiva y las compañías europeas han cerrado el grifo del gasto de capital. Asimismo, la concatenación de sucesos que se han sucedido desde octubre en la industria de las telecomunicaciones ya hacían presagiar una situación como la actual.

Primero fueron las deudas contraídas por las operadoras para pagar las licencias de la tercera generación. Después el retraso en la tecnología distorsionó los planes de crecimiento y ventas, lo que dañó a los fabricantes de componentes. Por último, las alianzas entre varias operadoras para compartir infraestructuras redujo drásticamente el gasto esperado en redes, curiosamente el mayor negocio de Marconi. "Ya todo el sector me parece caro", aseguraba un gestor de fondos de un banco español.

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