El Gobierno se ofrece como mediador en el conflicto
El ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, ofreció ayer la colaboración del Gobierno como mediador en el conflicto laboral de Iberia, aunque aseguró que "no nos gustaría tener que sustituir a las partes ni suplir mediante norma un acuerdo o al menos el diálogo en esta fase, que es lo deseable".
El ministro insistió en que lo deseable es que el sindicato de pilotos Sepla e Iberia, compañía que no es partidaria de una mediación, "agoten las posibilidades de negociación y acometan un verdadero diálogo" para tratar de evitar la huelga de 10 días programada por los pilotos entre junio y agosto.
El ministro consideró que para los usuarios "es difícil de entender" que los pilotos reivindiquen un alza salarial y añadió que la sociedad pide a ese colectivo que reflexione sobre las consecuencias que tiene su actitud.
Rehenes
El ministro de Economía, Rodrigo Rato, pidió a los pilotos y a la dirección de Iberia que solucionen el conflicto laboral y no utilicen "al consumidor como rehén".
Defendió que lo "legítimo" es que los conflictos tengan en cuenta los intereses generales y sean proporcionados, algo que no ocurre en este caso, donde "lo que se quiere y los medios que se utilizan para conseguirlo" no se corresponden.
También se manifestó respecto a la huelga el ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, quien señaló que confía en que el Sepla acepte los servicios mínimos (una media del 60% de vuelos) marcados por el ministerio.
El secretario general de CC OO, José María Fidalgo, afirmó ayer que el Sepla es "un lobby que utiliza su posición de forma insolidaria e irresponsable, lo que no se puede comprender en un colectivo suficientemente retribuido y con unas condiciones laborales muy aceptables". Fidalgo acusó al sindicato de pilotos de incurrir en comportamientos "corporativos y deleznables", y plantear reivindicaciones salariales "desmesuradas, que no tienen nada que ver con necesidades ni con la posición del resto de trabajadores".