Las cajas de ahorros promueven un proyecto de "contabilidad verde"
A través de su obra social, las cajas de ahorros han multiplicado casi por cuatro sus inversiones en actividades medioambientales desde 1995, hasta los 3.595 millones de pesetas que dedicaron el año pasado. La importancia creciente de este capítulo ha animado a estas entidades, a través de su fundación (Funcas), a promover un proyecto de contabilidad que calcularía el coste del impacto medioambiental de las empresas.
Un elenco de máximos ejecutivos de las cajas de ahorros, presididos por el director general de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, Juan Pi, y el de la Fundación, Vitorio Valle, se reunieron la semana pasada en la sede de Funcas -en la madrileña calle de Alcalá- para anunciar su impulso al Proyecto de Cuentas de los Recursos Naturales, de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), que suscita grandes expectativas entre los defensores del desarrollo sostenible.
La idea es conseguir que las cuentas informen sobre los flujos de entrada y aprovechamiento de las materias primas que se utilizan, porque mientras que los principios contables tienen en cuenta la amortización del capital, en cambio, "no calculamos la amortización de los recursos no renovables", razonó Vitorio Valle. "Queremos replicar los indicadores medioambientales de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo) e integrarlos en un desarrollo sistemático para construir una contabilidad verde en pasos sucesivos", explicó.
No obstante, admitió que todavía no pueden precisar qué indicadores se tendrán en cuenta. El departamento de Fundamentos de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la citada Universidad -bajo la dirección del catedrático Diego Azqueta Oyarzun- tardará en concluir el proyecto cuatro o cinco años. El director general de Funcas alberga altos vuelos para el proyecto en el futuro, ya que el coste del deterioro medioambiental se tendría que trasladar a las principales variables macroeconómicas: "Si España crece a un ritmo anual del 3% en términos de PIB (producto interior bruto), probablemente habría que reducir este porcentaje en un 1%", afirma Valle.
La protección y educación en materia de medio ambiente es uno de los apartados que más ha crecido dentro de las inversiones de las cajas en los últimos años, a pesar de que el año pasado representaron sólo un 2,47% del total de su obra social. Un hecho que, junto con la creciente preocupación social por estas cuestiones, ha llevado a varias cajas de ahorros a apostar decididamente por desarrollar su labor al respecto. Entre ellas destacan Caixa Catalunya y la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), que han conseguido el reconocimiento institucional a sus méritos.
Mientras Caixa Catalunya desarrolla una meritoria labor de protección de los espacios naturales catalanes (mediante la adquisición directa de territorios y de los derechos de tala, así como a través de convenios de gestión para un área de interés), la CAM dedica el 30% de sus beneficios a actividades de investigación, formación y sensibilización sobre el medio ambiente. En 2000 invirtió 1.569 millones de pesetas (9,3 millones de euros). La CAM cuenta con tres centros propios de formación medioambiental. Ayer inauguró el tercero, el de Torre Guil, en Murcia, con una inversión de 1.200 millones de pesetas (7,2 millones de euros).