La inestabilidad política de Turquía empaña el éxito del canje de deuda
Otra crisis política, mal endémico en Turquía, ha vuelto a poner en peligro la recuperación económica. El éxito del canje de deuda se vio empañado ayer por los temores a que la ilegalización del partido de la Virtud Islámica, la principal formación de la oposición, provoque unas elecciones anticipadas, justo cuando el país está más necesitado de estabilidad política.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha prometido un crédito total de 15.700 millones de dólares (unos tres billones de pesetas) para ayudar al país a salir de la actual crisis económica. El desembolso del préstamo depende de la aplicación de una serie de reformas económicas, caracterizadas por la austeridad fiscal (el gasto público se contraerá un 9%) y el saneamiento de la débil estructura bancaria.
El fiscal del Estado ha acusado al partido musulmán de fomentar la militancia islámica, lo que prohíbe la legislación, y la aplicación rigurosa de la ley obligaría a la ilegalización del partido, que no desean ni el Gobierno, ni los analistas extranjeros.
Las ventas predominaron ayer en la Bolsa de Estambul, cuyo índice National-100 terminó retrocediendo más de un 6%. Un dato que contrasta con el canje de deuda que comenzó el viernes. El Tesoro ha conseguido canjear un volumen de deuda de 7.800 millones de dólares (1,5 billones de pesetas), más del triple del objetivo mínimo marcado.
La mayor parte de la operación ha consistido en el canje de bonos en moneda extranjera que vencían este año y el siguiente por otros a tres y cinco años. Los papeles en liras con vencimiento este año han sido sustituidos por otros cuyo plazo se amplía al año próximo.
La operación ha servido para dar un respiro a las finanzas públicas. El ministro de Economía, Kemal Dervis, informó que con el canje se ha aplazado el vencimiento me-dio de los bonos de 5 a 37 meses. El pago del servicio de la deuda programado para este año se ha reducido 4.200 millones de dólares (810.000 millones de pesetas) hasta los 33.000 millones de dólares. Falta ahora el alivio político.