La SEPI pedirá la suspensión de pagos de Aerolíneas Argentinas
Aerolíneas Argentinas pedirá suspensión de pagos el próximo jueves. "No podrá seguir volando", dijo ayer el presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, Pedro Ferreras, pues España no aportará más dinero. El ministro de Infraestructuras de Argentina, Carlos Bastos, confirmó esa declaración. Pero habló también de la "continuidad de la empresa".
La situación de Aerolíneas ha entrado en un terreno en el que todo está más claro, pero dependiendo de la visión de cada parte afectada. Mientras el Estado español, a través del presidente de la SEPI y de los ministros de Exteriores, Jo-sep Piqué, y de Hacienda, Cris-tóbal Montoro, ha confirmado que no habrá más desembolsos para la compañía, Bastos también reafirmó que el Gobierno argentino no hará ninguna aportación. Pero las conclusiones que ambos accionistas extraen de estas definiciones y de la suspensión de pagos son radicalmente distintas.
En Madrid, Ferreras anunciaba ayer que si hay una "remota" posibilidad de salvar la empresa, "está en manos de los argentinos y del Gobierno del país" suramericano. "Estamos al final de la fase terminal. El jueves pediremos la suspensión de pagos. Pero la situación de la compañía no es tanto si hay quiebra o proceso de concurso de acreedores. La cuestión central es que no hay dinero ni para el catering ni para el combustible, así que Aerolíneas no puede volar".
Sin embargo, Bastos y el Ejecutivo de Buenos Aires han ofrecido una versión muy distinta del futuro de la aerolínea de bandera. Tras reunirse en Madrid con Piqué, Montoro y Ferreras, el ministro de Infraestructuras dijo que "confía en que Aerolíneas pueda seguir volando". En su particular interpretación de la decisión de la SEPI de pedir la suspensión de pagos y de no aportar más fondos, Bastos explicó que "cuando una compañía pide la convocatoria de acreedores es porque considera que, tras una reestructuración de la deuda, está en condiciones de ser operable". En este sentido, expresó su deseo de que empresa y sindicatos "encuentren un entendimiento que permita a la compañía seguir adelante".
En Argentina, la figura legal de la convocatoria de acreedores implica suspender el pago de la deuda acumulada y sus intereses, para abrir una negociación del monto de lo adeudado con los acreedores de la empresa. Un síndico designado por el juez de la causa codirige la firma con el directorio. Los convenios colectivos quedan sin vigencia en esta nueva situación. Así, el principal obstáculo que ponían los sindicatos de técnicos (APTA) y de Aeronavegantes (AAA) para firmar el plan director de la SEPI desaparece de escena. O, si se mira desde otro lugar, agrava el conflicto sindical planteado.
En este sentido, Ferreras se mostró sorprendido por "un titular de la prensa argentina que recoge esta noticia con gran optimismo". En realidad, fue el Gobierno argentino el que favoreció ese titular al presentar la noticia de la suspensión de pagos como "una alternativa sin duda trascendente, porque significa que hay una continuidad laboral y que la empresa sigue operando". Esta apreciación del ministro del Interior, Ramón Mestre, fue totalmente reafirmada por Bastos ayer por la tarde.
Con mayor agudeza, fuentes laboralistas dijeron que "la alternativa elegida por la SEPI parece cuidadosamente estudiada, ya que evita la quiebra y plantea un proceso de renegociación de los pasivos de Aerolíneas, que, en estas condiciones, le permitirá al Estado español ahorrar mucho dinero". Entre los principales acreedores de Aerolíneas se hallan, en primer lugar, la SEPI, seguida de Repsol YPF, Aeropuertos 2000 (presidido por el empresario argentino Eduardo Eurnekian), BBVA y BSCH, Iber-Swiss (catering), Shell, BP, Texaco, Exxon Mobil, Telefónica y Endesa.
Asimismo, ayer fue el último día que tenía Aerolíneas para cancelar una deuda de 15 millones de dólares (unos 2.900 millones de dólares) con IATA, en concepto de endoso de billetes, y no fue pagada. Por tanto, la compañía quedará fuera de la asociación internacional de compañías aéreas el 26 de junio y, desde hoy, ninguna línea aérea aceptará más endosos de pasajeros de Aerolíneas Argentinas.
En este cuadro de situación terminal, desde el punto de vista financiero y, por tanto, operativo, resulta inexplicable de qué manera habrá "continuidad" de la empresa si sus accionistas no aportan más fondos.
Fuentes de la Confederación General del Trabajo (CGT, sector rebelde) dijeron ayer que la convocatoria de acreedores "es una trampa, y no una solución". Aunque los sindicatos de la compañía no se habían reunido aún con el Gobierno de manera oficial, no resulta aventurado prever que su conflicto con el Ejecutivo se puede agravar en el mismo momento en que quede claro que no hay más dinero.
Si el presidente Fernando de la Rúa no da garantías reales para la "continuidad" anunciada por Bastos, el enfrentamiento con los sindicatos podría radicalizarse. Una eventualidad que no sería de buen agüero para España.
Tregua sindical tras duras jornadas de incidentes
El nivel del enfrentamiento entre los militantes sindicales y la policía disminuyó ayer, después de conocerse la intención de la SEPI de solicitar la suspensión de pagos de Aerolíneas el próximo jueves.
El miércoles pasado, la ocupación de los principales espacios del aeropuerto internacional de Ezeiza por parte de los trabajadores de Aerolíneas concluyó en un violento desalojo por parte de la policía aeronáutica. De esta manera, el Gobierno argentino buscaba poner fin a la movilización sindical que impidió la salida de aviones de Iberia y de otras compañías con destino a Europa y Estados Unidos. Sin embargo, la situación no ha sido totalmente superada.
"Estamos estudiando la propuesta de la SEPI y no adoptaremos una resolución definitiva hasta después de la reunión con el Gobierno", dijo ayer el líder de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), Ariel Basteiro.
De esta manera, con cautela y a la espera de una mayor claridad oficial, Basteiro ha ordenado a sus huestes que se mantengan "en estado de alerta y movilización".
Al frente del segundo sindicato de la compañía aérea, Basteiro se convirtió la semana pasada en el principal protagonista de los graves incidentes que dieron a conocer el conflicto de Aerolíneas en todo el mundo.
Totalmente enfrentado a Ricardo Cirielli, el dirigente de los técnicos integrados en APTA, Basteiro firmó el plan director de la SEPI. "Pero mientras nosotros nos movilizamos en las calles y en todas partes, Cirielli no ha hecho nada al respecto", señaló.
Diversas fuentes del Gobierno argentino y del mundo empresarial y sindical han explicado que la negativa de Cirielli a firmar el plan director está dictada por un supuesto interés de este dirigente en la "quiebra de Aerolíneas".
Cirielli lo ha negado de manera rotunda y firme.