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POLÍTICA

Pujol espera zanjar pronto la polémica vasca con Aznar y evitar la ruptura

Tras una semana de desencuentros, los nacionalistas catalanes desean aparcar la polémica sobre las elecciones vascas y recomponer las relaciones con el Partido Popular. Consciente de que sus declaraciones sobre el "fracaso de la cruzada antinacionalista" en Euskadi han sumido a la relación CiU-PP en una cierta crisis, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, ha decidido optar por la prudencia y no echar más leña a un fuego que podría reducir a cenizas cinco años de colaboración.

Pujol, aseguran sus colaboradores, quiere cerrar la crisis, pero no a costa de renunciar a sus principios ni, por supuesto, de rectificar en público -como le reclama el presidente del Gobierno, José María Aznar- por unas reflexiones que sigue considerando válidas. Así las cosas, el líder de los nacionalistas catalanes evitará nuevas polémicas, en espera de una entrevista con el presidente del Ejecutivo central que recomponga las diferencias.

El mensaje que el presidente de la Generalitat quiere trasladar al presidente del Gobierno es que la colaboración entre ambos partidos, ya sea en el Congreso o en el Parlamento catalán, no implica renunciar al carácter nacionalista de CiU y, por lo tanto, a sus legítimas ambiciones en este sentido. Los líderes de Convergència i Unió reivindican, además, su derecho a discrepar con el PP y consideran "más que evidente" que en la campaña electoral vasca populares y socialistas se unieron contra el nacionalismo democrático.

La formación liderada por Pujol quiere que Aznar, además, reconozca la actitud de "apoyo y comprensión" que CiU siempre ha mantenido con las víctimas del terrorismo. El presidente del Gobierno acusó el jueves al presidente de la Generalitat de "ofender a los ediles que han muerto defendiendo la democracia".

La polémica vasca ha sido la gota que ha colmado la paciencia de CiU, pero el malestar de los nacionalistas viene de lejos. La existencia de una ofensiva antinacionalista del PP ya había sido denunciada por Pujol en varias ocasiones, pero su denuncia encontró nuevos argumentos con la polémica sobre el discurso pronunciado por el Rey en la entrega del Premio Cervantes y las declaraciones de la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, negando la persecución del catalán.

En este contexto, los nacionalistas catalanes se posicionaron públicamente al lado del nacionalismo vasco democrático. La derrota de la "cruzada antinacionalista" fue, en este sentido, una buena noticia para Pujol no sólo por lo que representaba para Euskadi, sino, básicamente, por lo que podía representar en un futuro para Cataluña.

Falta de liderazgo en el PP

Despejada la incógnita electoral vasca, una nueva incertidumbre amenaza a los nacionalistas catalanes: las ventajas que una ruptura con el PP podría comportarles de cara a los próximos comicios autonómicos. La posición oficial sigue siendo favorable a la colaboración, aunque sin renunciar a sus prioridades nacionalistas.

En las filas de CiU crecen, no obstante, los partidarios de un replanteamiento de esta estrategia, convencidos de la posibilidad de rentabilizarla en número de votos en las próximas autonómicas. La actual debilidad del PP catalán, sin un liderazgo claro, y malherido por el Plan Hidrológico (que ha provocado dimisiones de concejales y renuncias de militantes en la zona del Ebro), permite a Pujol afrontar la decisión sin prisas.

Ambos partidos -CDC y UDC- reunirán hoy a sus cúpulas para analizar los resultados de las elecciones vascas y su posible traslación al escenario catalán.

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