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INTERNACIONAL

Bush recurre al alarmismo para vender su reforma energética

El presidente George Bush recurrió ayer al alarmismo para promover una reforma energética que impulsará la generación de petróleo, gas y electricidad dentro de EE UU para afrontar "la mayor crisis energética desde el embargo petrolero de los setenta". El plan incluye 10.000 millones de dólares en incentivos al ahorro y a las energías renovables, pero no da soluciones a California.

George Bush presentó finalmente ayer un plan de reforma energética que incluye 105 recomendaciones destinadas sobre todo a impulsar la generación nacional de petróleo, gas y electricidad, y que no aporta soluciones a corto plazo para resolver la crisis eléctrica de California.

El republicano, que sabe que sus propuestas son rechazadas de plano por los ecologistas y por muchos congresistas demócratas, justificó estas medidas diciendo que EE UU afronta "la peor crisis energética desde el embargo petrolero de los setenta" y que la alta dependencia de las importaciones "nos deja a merced del chantaje" de otros países.

Además defendió la construcción de plantas nucleares (dijo que son "un sistema seguro y sin emisiones" y puso a Francia como ejemplo). Y pidió que se exploten las reservas petroleras de la Reserva de Vida Salvaje de Alaska porque "pueden producir 600.000 barriles diario de crudo durante 40 años, que es precisamente la cantidad que importamos de la Irak".

Un discurso cargado de alarmismo que fue duramente criticado por los demócratas antes, incluso, de que fuese enunciado.

Críticas de Jimmy Carter

El ex presidente Jimmy Carter, que fue quien tuvo que afrontar la crisis de los años setenta, escribió ayer un artículo en el Washington Post en el que dice que los problemas energéticos actuales "no se parecen en nada a los que afrontamos en 1973 y 1979", que "el suministro mundial es adecuado y razonablemente estable, las fluctuaciones de precio son cíclicas, hay reservas suficientes y los coches no hacen cola frente a las gasolineras".

En su opinión, el discurso de Bush "hace afirmaciones exageradas para promover ambiciones frustradas desde hace mucho tiempo de la industria petrolera a costa de la calidad del medio ambiente".

El congresista demócrata Richard Gephard dijo que el proyecto "ha sido diseñado a puerta cerrada con los ejecutivos de las empresas energéticas" y propuso como alternativa un plan que apueste más por el ahorro energético y la defensa del medio ambiente. Además pidió que se investiguen las sospechas de "manipulación de precios" en California.

El proyecto de Bush destina 10.000 millones de dólares en 10 años para incentivar el ahorro energético y las fuentes de energía renovables. Pero su eje son los incentivos regulatorios para aumentar las explotaciones de petróleo y gas, la construcción de oleoductos y refinerías, y la creación de hasta 1.300 nuevas plantas eléctricas en 20 años.

En cuanto a California, Bush se limitó a decir que está "muy preocupado" por su crisis eléctrica, pero que ha sido provocada "porque no han construido una nueva planta eléctrica en 10 años" y que el resto de EE UU afrontará una crisis similar si no se adopta este plan.

 

Brasil inicia los cortes de electricidad

Los problemas de suministro energético no son exclusivos de California ni de Estados Unidos. La Cámara de Gestión de la Crisis Energética del Gobierno brasileño inició ayer el racionamiento de energía eléctrica, por el que quedan prohibidos eventos como partidos de fútbol, exposiciones, espectáculos artísticos y exhibiciones circenses nocturnas. Sólo quedan exentos de esa prohibición los espectáculos que cuenten con generación propia de energía. El Consejo Nacional de Política Energética decidirá en su reunión de hoy otras medidas a adoptar.

En el caso de Brasil, la sequía que ha azotado a varias regiones del país es la causa de estos cortes energéticos. Su efecto no será inocuo. Los analistas han calculado que los seis meses de racionamiento energético anunciados por el Gobierno reducirán el crecimiento previsto para 2001 en 1,5 puntos, lo que unido a los efectos de la crisis argentina, la depreciación del real y la desaceleración mundial puede resultar nefasto para la economía brasileña.

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