El Dresdner se acerca a la fusión con Allianz con un débil resultado
El presidente del Dresdner Bank, Bernd Fahrholz, tuvo que admitir ayer un decepcionante comportamiento del banco en el primer trimestre. Incluso valiéndose de un maquillaje contable, los beneficios brutos del Dresdner sólo aumentaron un 2,4% frente a los tres primeros meses de 2000. Gracias a una menor carga fiscal, el resultado después de impuestos, sin embargo, es más vistoso: 159 millones de euros, 26.5 millardos de pesetas , un 19% más.
Aunque el resultado no es tan distinto a otros presentados en estos días -la víspera, el Commerzbank había anunciado que sus beneficios han caído a la mitad-, los analistas resaltaron ayer que el comportamiento del Dresdner de ahora en adelante se medirá por su impacto en las cuentas de Allianz, el grupo asegurador que pretende adquirir el tercer banco alemán por 25 millardos de euros (4,16 billones de pesetas).
En lo que posiblemente fue la última junta de accionistas independiente de una entidad de 129 años de historia y sin entrar en detalles, Fahrholz anunció ayer en Francfort una "estricta gestión de costes". El Dresdner Bank ya decidió el año pasado cerrar 300 de sus 1.150 oficinas en Alemania.
Fahrholz volvió a exponer ayer las razones por las que apoya la oferta pública de adquisición (OPA) sobre su entidad que Allianz tiene previsto presentar el próximo 31 de mayo: la convergencia entre todo tipo de servicios financieros, la creciente competencia internacional y la reconocida fortaleza de la aseguradora.
El presidente hizo especial hincapié en la coincidencia de que precisamente ayer el Parlamento alemán aprobara definitivamente la reforma del sistema de pensiones, lo que abre todo un mundo de oportunidades de negocio para la futura entidad.
La oferta de Allianz de canjear 10 acciones del Dresdner por una propia y 200 euros en efectivo fue considerada insuficiente ayer por algunos pequeños accionistas. Pese a ello, no hubo mayor oposición a la fusión.
Por otra parte, la supervisión bancaria alemana echó atrás ayer su prohibición, formulada en julio pasado, de que el grupo de inversores Cobra ejerza su derecho de voto en el Commerzbank.
Cobra -que pretendía vender sus acciones al mejor postor- llegó a controlar cerca del 17% del cuarto banco privado alemán, antes de reducir esta participación por debajo del 10%.