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LEALTAD,1

Los precios dejan de ser atractivos

Insisten los analistas más prestigiosos en la idea de que la crisis bursátil actual nació de la sobrevaloración y que los ajustes de los últimos meses no son suficientes. O lo que es lo mismo, que los precios de gran parte de compañías cotizadas no son atractivos, máxime después del reciente rally alcista.

Son los intermediarios financieros, los conocidos como brokers, los únicos que se desgañitan con la cantinela de la seducción, de lo atractivo. Lo mismo decían hace seis meses y lo mismo dirán en los próximos seis meses. Es su negocio. La Bolsa abre y cierra sus puertas todos los días y los intermediarios financieros, como sociedades anónimas, deben rendir cuentas a sus socios.

El sentimiento generalizado de que la cosas en Bolsa caminan despacio y de que el futuro sigue lleno de nubarrones, quizá, eso sí, con un negro menos intenso que el de hace unas semanas, actúa en detrimento de los volúmenes de negocio. La gran comidilla de los círculos del mercado es la inhibición notable de los participantes en Bolsa.

Los compradores potenciales consideran que los últimos repuntes vuelven a dejar las cosas como estaban, es decir, caras en términos de valoración. Los vendedores, mientras tanto, no pierden la paciencia, porque ven que esporádicamente se producen recuperaciones en las cotizaciones. Unos y otros contribuyen así al estrechamiento de los márgenes de fluctuación de los índices.

Escaso volumen de negocio es sinónimo, sin embargo, de inconsistencia. Muy pocos confían, por ello, en la fortaleza de fondo del mercado. Los cambios pueden bajar en cualquier momento a la misma velocidad con la que han subido recientemente.

La Bolsa vuelve, por tanto, a mostrar su cara más aburrida y apática. Esta situación conduce con harta frecuencia a situaciones de gran volatilidad y al deterioro de las cotizaciones. Los datos de última hora serán decisivos.

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